¿Quién se queda con los diezmos?Muestra

Con el tiempo las leyes fueron escritas. “Los diezmos… pertenecen al Señor y son sagrados…”, Levítico 27:30. “… Deberás apartar el diezmo de todo… Esta práctica te enseñará a temer siempre a… Dios”, Deuteronomio 14:22-23. La paráfrasis lo expresa así: “El propósito del diezmo es enseñarte a poner siempre a Dios en primer lugar en tu vida”, Deuteronomio 14:23b. “… En el lugar en que… Dios escoja… Su morada… llevarán… diezmos…”, Deuteronomio 12:5-6. “Traigan a mi templo sus diezmos…”, Malaquías 3:10. Fue precisamente en esta época cuando Dios acusó a su pueblo de que le estaban robando “en los diezmos y en las ofrendas…”, Malaquías 3:8. Los israelitas estuvieron maldecidos durante todo el tiempo en que le robaron a Dios: “Están bajo gran maldición”, Malaquías 3:9. Sin embargo, Dios les aseguró que la maldición se rompería el día en que ellos volvieran a obedecer: “Traigan los diezmos… y verán cómo abro las ventanas del cielo para derramar sobre ustedes bendiciones a raudales”, Malaquías 3:10 .

¡La desobediencia activa maldiciones pero la obediencia las desactiva! Si bien es cierto que en el NuevoTestamento el diezmo no es ley, también es cierto que Jesús habló positivamente acerca del diezmo: “... Deben dar a Dios la décima parte de todo, pero sin dejar de amarlo y sin dejar de ser justos”, Lucas 11:42. Además, se enfatiza el darle a Dios generosamente (2ª Corintios 9:5-11) y “en proporción a cómo esté prosperando…”, 1ª Corintios 16:2. Eso significa que lo más prudencial sería dar un porcentaje de los ingresos por lo que el diez por ciento podría ser un buen comienzo. Si alguien preguntara, ¿cuánto es lo mínimo que debo dar para agradar a Dios?, su corazón no está en el lugar correcto. Deberíamos tener la actitud de algunos cristianos de antaño que decían. “¡no estamos bajo la ley del diezmo, por lo tanto, debemos dar más!”.