Adoración Genuina Para Una Vida De Intimidad Con DiosMuestra

Pensemos en algunos personajes bíblicos que adoraron y su adoración no fue en vano. David quiso construir un altar para adorar a Dios. Un hombre llamado Arauna le ofreció el lugar y los animales, pero él dijo: “Yo no puedo ofrecerle a Dios algo que no me haya costado nada. Así que yo te pagaré todo lo que me des...”, 2º Samuel 24:24 (TLA). Abraham entendía muy bien este principio espiritual, ya que estuvo dispuesto a ofrecer a su único hijo: “Quédense aquí con el burro... El muchacho y yo seguiremos un poco más adelante. Allí adoraremos”, Génesis 22:5. Ana, la mamá de Samuel, también practicó la ofrenda de sacrificio: “Y Ana... crió a su hijo... Después, lo llevó con ella a la casa del Señor... He venido porque prometí dedicarlo al Señor para toda la vida. ¡Para siempre será del Señor! Y allí adoró al Señor”, 1º Samuel 1:23-28 (RVC). La adoración de todas estas personas consistió en darle a Dios lo más precioso que tenían. ¡Pero cuidado! Dar a Dios lo mejor no implica solo sacrificio económico. ¿No es un acto de adoración entregarle nuestros hijos a Dios? Ana lo hizo y el Señor convirtió a Samuel en una bendición para toda la nación. Siempre que recibas un regalo de Dios, conságralo como una ofrenda de amor. Si lo haces, Dios transformará esa dádiva inicial en un tesoro para todos y multiplicará las bendiciones sobre tu vida. ¡Gloriosa posibilidad que nos brinda la adoración genuina!