El evangelio de la prosperidad o la prosperidad del evangelioMuestra
La generosidad de Gayo era la evidencia de su amor al prójimo: “El verdadero amor se demuestra con hechos”, 1ª Juan 3:18 (PDT). Y el amor al prójimo es determinante para recibir respuesta a nuestras oraciones: “El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no recibirá respuesta”, Proverbios 21:13 (NBLH); Isaías 58:7-9. El servicio que prestamos a la obra de Dios es hecho a Dios mismo: “Dios… nunca olvidará lo que ustedes han hecho, y siguen haciendo, para ayudar a su pueblo elegido…”, Hebreos 6:10 (TLA). Cuando ayudamos a quienes luchan por la verdad, nos convertimos en colaboradores de la verdad. Y algo más, ¡los que apoyan a quienes predican el verdadero evangelio comparten su recompensa! “Todo se repartirá en partes iguales entre los hombres que se quedaron a cuidar de las provisiones y los que fueron a la batalla”, 1º Samuel 30:24 (PDT). La recompensa para las personas de apoyo es la misma que para aquellos que están en el frente de la batalla. Los soldados en el frente dependen de aquellos que proporcionan servicios de apoyo. Para que el ‘pan celestial’ llegue a la mesa es vital el trabajo en equipo (camarógrafos, editores, diseñadores, sonidistas, intercesores, contadores, maestros, secretarios y de aquellos que colaboran de otras maneras). ¿Estás en la línea de batalla? No olvides a quienes te apoyan. ¿Estás en el grupo de apoyo? Dios te recompensará aunque tu servicio sea menos visible que el de aquellos que están en el frente. Incluso más, Jesús dijo: “Les aseguro que Dios no se olvidará de premiar al que dé un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores, aunque se trate del menos importante”, Mateo 10:42 (TLA). Todo esto explica por qué Juan oraba por la prosperidad de Gayo: él usaba sus recursos para bendecir a quienes predicaban la Palabra. Después de la muerte de George Müller se descubrió que durante su vida había donado de sus recursos personales 81.490 libras. Su herencia de tan solo de 60 libras, más el valor de sus libros y muebles estimados en 100 libras. Esa forma de dar tan sacrificial tuvo un impacto directo en el poder extraordinario para prevalecer delante de Dios en oración.
Acerca de este Plan
La prosperidad es una bendición siempre que Dios siga siendo nuestro Dios y no tan solo nuestro proveedor.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar