El Dios Que Adoramos 2Muestra

Día 1: Dios es amor: Profundo amor

Muchas personas han escuchado o leído que Dios es amor. Ahora, el problema es que entendemos el amor de la misma forma en que la cultura lo comprende. Algunos piensan que si Dios nos ama debe decir sí a todo lo que le pidamos. Si Dios es amor, debe aceptarme tal y como yo quiera vivir. El amor, para algunos, se entiende como sinónimo de tolerancia. ¿Es esta una forma correcta de entender y acercarnos al amor de Dios? En realidad, para nosotros es muy difícil definir el amor de Dios. A diferencia de otros atributos—la omnipresencia y la omnisciencia, por ejemplo—sobre los cuales no tenemos un punto de comparación en nuestra experiencia, el amor es algo que experimentamos y, por lo tanto, nos vemos tentados a encasillar a Dios en nuestra definición del amor. El amor de Dios es obviamente mucho más grande de lo que nosotros podemos entender y comprender (Efesios 3).

El amor de Dios se puede entender de 4 maneras:

1.El amor entre el Padre y el Hijo: El Padre ama al Hijo, y el Hijo ama al Padre (Juan 3:35; 5:20; 14:31). La relación del Padre y del Hijo es el estándar para todas las demás relaciones de amor. De hecho, esta relación se convierte en la definición de lo que es el amor. El Hijo ama al Padre, haciendo todas las cosas que le agradan (Juan 8:29). La obediencia perfecta del Hijo (Juan 14:31) se fundamenta en el amor que Él tiene por el Padre. En Jesús, entendemos que la obediencia es evidente y motivada por el amor. Por eso Jesús dijo: si me amáis, guardaréis mis mandamientos (Juan 14:15). Cuando los seguidores de Jesús llevamos nuestra relación de amor al plano de la obediencia, ahí estamos reflejando la relación de Jesús con su Padre.

2.El amor de Dios como creador: Cuando Dios interactúa con el mundo que ha creado, el amor tiene que estar presente. Por ejemplo: Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mateo 5:44-45). Dios ama a sus enemigos bajo su amor providencial, pues ellos son parte de su creación. Ahora, este amor no solo está presente en el cuidado sino en la compasión que Dios siente por lo que ha creado. El Salvador es revelado a toda la humanidad sin discriminación alguna, Cristo es la luz que ilumina a todo hombre, por lo tanto, el amor de Dios por el mundo no se puede extrapolar o reducir al amor de Dios por sus elegidos.

3.El amor de Dios como esposo: Dios escogió a Israel y a quienes hoy componen su Iglesia para estar en una relación de pacto. Para explicar esta relación especial Dios usa la figura de un esposo amoroso que ama cuidadosamente (Jeremías 2:2-3). Al tener esta relación estrecha, como esposo, Dios pide de su pueblo fidelidad y se duele cuando su esposa no corresponde de la misma forma. En Oseas 2:2-13 Dios expresa todo su dolor porque su esposa le ha sido infiel. Esta misma figura de esposo la encontramos en el Nuevo Testamento, Cristo se presenta como el novio y declara a la Iglesia su novia, por la que se entregó para redimirla y presentarla sin mancha ni arruga. El compromiso de Dios con su pueblo se mantiene, ahora a través de la persona de Cristo (Efesios 5:23, 25-31). Finalmente, el libro de Apocalipsis registra que tendremos la fortuna de participar de las bodas del Cordero, esta gran fiesta que se celebrará para sellar el amor entre Dios y su pueblo (Apocalipsis 19:7-10).

4.El amor de Dios como Padre: Para algunas personas puede ser chocante e impensado que el Dios que es amor también aplique disciplina. En nuestra mente finita no es posible que Dios ame y a la vez diga NO. Dios en su perfección puede tener ira contra sus criaturas rebeldes, porque lo han ofendido; Dios en su perfección puede amar a estas criaturas rebeldes porque él es ese tipo de Dios. Esto nos hace pensar en lo buena que es la disciplina de Dios; es su forma de decirte cuánto te ama como Padre (Hebreos 12:6-7). El amor de Dios nunca deja de ser, porque no está movido por las circunstancias ni los sentimientos, Él ha decidido amarnos hasta el fin (1 Corintios 13: 4-7).

Frente a esta verdad del amor de Dios podemos responder amando a los demás como Dios ama, de cuatro maneras:

• Amar como Dios ama es amar a los enemigos, el mundo dice que del enemigo nos vengamos, que al enemigo le procuramos el mal, pero Dios dice que al enemigo lo amamos, oramos por él y le deseamos el bien. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mateo 5:44- 45).

• Amar como Dios ama es amar al otro como a mí mismo, el mundo dice que primero nosotros y luego todo lo demás. Solo en la medida en que recibimos el amor del Padre y disfrutamos de su amor podemos amar a otros de la misma manera. El segundo es este: «AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO». No hay otro mandamiento mayor que estos (Marcos 12:31).

• Amar como Dios ama es estar en una relación de obediencia que refleje de quiénes somos discípulos, el mundo dice que podemos seguir a Dios solo hasta que este se ponga exigente, pero cuando amamos de esta forma seguimos en el camino aun sin entender la razón de sus demandas; seguimos con gozo porque nos mueve el amor. Si me amáis, guardaréis mis mandamientos (Juan 14:15).

• Amar como Dios ama es saber que él es la fuente del amor, el mundo dice que hay muchas fuentes de amor y que sin Dios se ama más libremente, pero la Biblia nos enseña que si podemos amar es porque ya hemos sido amados primero. Nosotros amamos, porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19).