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<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkGEN">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="GEN.4">
 <div class="label">4</div><div class="ms2">Los hijos de Ad&#225;n y Eva (4,1&#8211;5,32)</div><div class="s1">Ca&#237;n y Abel</div><div class="p"> 1Ad&#225;n se uni&#243; a Eva, su mujer, y ella concibi&#243; y dio a luz a Ca&#237;n. Y dijo:</div><div class="p">&#8212;He tenido un hombre gracias al Se&#241;or. 2Despu&#233;s dio a luz a Abel, hermano de Ca&#237;n. Abel se dedic&#243; a criar ovejas, y Ca&#237;n a labrar la tierra.</div><div class="p"> 3Al cabo de un tiempo, Ca&#237;n present&#243; de los frutos del campo una ofrenda al Se&#241;or. 4Tambi&#233;n Abel le ofreci&#243; las primeras y mejores cr&#237;as de su reba&#241;o.</div><div class="p">El Se&#241;or mir&#243; con agrado a Abel y a su ofrenda, 5pero no mir&#243; del mismo modo a Ca&#237;n y a la suya. Entonces Ca&#237;n se irrit&#243; sobremanera y puso mala cara. 6El Se&#241;or le dijo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Por qu&#233; te irritas? &#191;Por qu&#233; has puesto esa cara? 7Si obraras rectamente llevar&#237;as la cabeza bien alta; pero como act&#250;as mal el pecado est&#225; agazapado a tu puerta, acech&#225;ndote. Sin embargo, t&#250; puedes dominarlo.</div><div class="p"> 8Ca&#237;n propuso a su hermano Abel que fueran al campo y, una vez all&#237;, Ca&#237;n atac&#243; a su hermano y lo mat&#243;.#Mt 23,35; Lc 11,51; 1 Jn 3,12. 9El Se&#241;or le pregunt&#243; a Ca&#237;n:</div><div class="p">&#8212;&#191;D&#243;nde est&#225; tu hermano Abel?</div><div class="p">&#201;l respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;No lo s&#233;, &#191;acaso soy yo el guardi&#225;n de mi hermano?</div><div class="p"> 10Entonces el Se&#241;or replic&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Qu&#233; has hecho! La sangre de tu hermano clama a m&#237; desde la tierra.#Heb 12,24. 11Por eso, ahora quedar&#225;s bajo la maldici&#243;n de la tierra que ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano que t&#250; has derramado. 12Aunque labres la tierra, no te volver&#225; a dar sus frutos. Andar&#225;s por el mundo errante y vagabundo.</div><div class="p"> 13Ca&#237;n respondi&#243; al Se&#241;or:</div><div class="p">&#8212;Mi crimen es demasiado terrible para soportarlo. 14Si hoy me condenas al destierro y a ocultarme de tu presencia, tendr&#233; que andar errante y vagabundo por el mundo, expuesto a que me mate cualquiera que me encuentre.</div><div class="p"> 15El Se&#241;or le dijo:</div><div class="p">&#8212;&#161;No ser&#225; as&#237;! Si alguien mata a Ca&#237;n deber&#225; pagarlo multiplicado por siete.</div><div class="p">Y el Se&#241;or marc&#243; con una se&#241;al a Ca&#237;n, para que no lo matase quien lo encontrara. 16Ca&#237;n se alej&#243; de la presencia del Se&#241;or y fue a vivir al pa&#237;s de Nod, al este de Ed&#233;n.</div><div class="s1">Descendientes de Ca&#237;n</div><div class="p"> 17Ca&#237;n se uni&#243; a su mujer, la cual concibi&#243; y dio a luz a Enoc. Luego Ca&#237;n fund&#243; una ciudad, a la que le puso el nombre de su hijo Enoc.</div><div class="p"> 18Enoc engendr&#243; a Irad, y este engendr&#243; a Mejuyael. Mejuyael engendr&#243; a Metusael, y este a L&#225;mec. 19L&#225;mec tuvo dos mujeres: una de ellas se llamaba Ad&#225; y la otra Sel&#225;. 20Ad&#225; dio a luz a Jabal, el antepasado de los pastores n&#243;madas. 21Jabal tuvo un hermano llamado Jubal, el antepasado de los que tocan la c&#237;tara y la flauta. 22Sel&#225;, a su vez, dio a luz a Tubalc&#225;in, forjador de herramientas de bronce y de hierro. Tubalc&#225;in tuvo una hermana que se llamaba Naam&#225;.</div><div class="p"> 23Un d&#237;a, L&#225;mec dijo a Ad&#225; y Sel&#225;, sus mujeres:</div><div class="b"></div><div class="q">&#8212;Escuchadme mujeres de L&#225;mec,</div><div class="q">prestad atenci&#243;n a mis palabras:</div><div class="q">He matado a un hombre por herirme</div><div class="q">y a un muchacho por golpearme;</div><div class="q"> 24Si Ca&#237;n ha de ser vengado siete veces,</div><div class="q">L&#225;mec lo ser&#225; setenta y siete.</div><div class="s1">Set y su descendencia</div><div class="p"> 25Ad&#225;n volvi&#243; a unirse a su mujer, y ella tuvo un hijo al que llam&#243; Set, pues se dijo:</div><div class="p">&#8212;Dios me ha concedido otro hijo en lugar de Abel, a quien mat&#243; Ca&#237;n.</div><div class="p"> 26Set tuvo tambi&#233;n un hijo al que llam&#243; En&#243;s. Desde entonces se comenz&#243; a invocar el nombre del Se&#241;or.</div>
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 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="MAT.4">
 <div class="label">4</div><div class="s1">Jes&#250;s puesto a prueba en el desierto</div><div class="r">(Mc 1,12-13; Lc 4,1-13)</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de esto, el Esp&#237;ritu llev&#243; a Jes&#250;s al desierto para que el diablo lo pusiera a prueba. 2Jes&#250;s ayun&#243; cuarenta d&#237;as y cuarenta noches, y al final sinti&#243; hambre.#ver (adem&#225;s de los textos del AT citados en la nota anterior) Hch 1,3; 4,22; 7,23; 13,18; Heb 3,9.17. 3Entonces se le acerc&#243; el diablo y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Si de veras eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.</div><div class="p"> 4Jes&#250;s le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Las Escrituras dicen: No solo de pan vivir&#225; el hombre, sino de toda palabra pronunciada por Dios.#Dt 8,3 (seg&#250;n la versi&#243;n griega de los LXX).</div><div class="p"> 5El diablo lo llev&#243; luego a la ciudad santa, lo subi&#243; al alero del Templo#Ne 11,1; Is 52,1; Ap 11,2; 21,2.10. 6y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Si de veras eres Hijo de Dios, t&#237;rate abajo, porque dicen las Escrituras: Dios ordenar&#225; a sus &#225;ngeles que cuiden de ti y te tomen en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.#Sal 91,11-12 (seg&#250;n la versi&#243;n griega de los LXX).</div><div class="p"> 7Jes&#250;s le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Tambi&#233;n dicen las Escrituras: No pondr&#225;s a prueba al Se&#241;or tu Dios.#Dt 6,16 (ver Ex 17,2-7; Nm 14,22; Sal 78,18; 1 Co 10,9).</div><div class="p"> 8De nuevo el diablo lo llev&#243; a un monte muy alto y, mostr&#225;ndole todas las naciones del mundo y su esplendor, 9le dijo:</div><div class="p">&#8212;Yo te dar&#233; todo esto si te arrodillas ante m&#237; y me adoras.</div><div class="p"> 10Pero Jes&#250;s le replic&#243;:</div><div class="p">&#8212;Vete de aqu&#237;, Satan&#225;s, pues dicen las Escrituras: Al Se&#241;or tu Dios adorar&#225;s y solo a &#233;l dar&#225;s culto.#Dt 6,13.</div><div class="p"> 11El diablo se apart&#243; entonces de Jes&#250;s, y llegaron los &#225;ngeles para servirle.</div><div class="ms1">III. Anuncio del reino en Galilea (4,12&#8211;18,35)</div><div class="ms2">Primeros d&#237;as de actividad de Jes&#250;s (4,12-25)</div><div class="s1">Jes&#250;s inicia su actividad</div><div class="r">(Mc 1,14-15; Lc 4,14-15)</div><div class="p"> 12Al enterarse Jes&#250;s de que Juan hab&#237;a sido encarcelado, se retir&#243; a Galilea. 13Pero no fue a Nazaret sino que fij&#243; su residencia en Cafarna&#250;n, junto al lago, en los t&#233;rminos de Zabul&#243;n y Neftal&#237;, 14en cumplimiento de lo dicho por medio del profeta Isa&#237;as:</div><div class="b"></div><div class="q"> 15 &#161;Tierra de Zabul&#243;n y Neftal&#237;,</div><div class="q"> camino del mar, al oriente del Jord&#225;n,</div><div class="q"> Galilea de los paganos! # Is 8,23&#8211;9,1 (ver Lc 1,79; Jn 1,5; Hch 26,18; Rm 13,12; 1 Pe 2,9). </div><div class="q"> 16 El pueblo sumido en las tinieblas</div><div class="q"> vio una luz resplandeciente;</div><div class="q"> a los que viv&#237;an en pa&#237;s de sombra de muerte,</div><div class="q"> una luz los alumbr&#243;.</div><div class="b"></div><div class="p"> 17A partir de aquel momento, Jes&#250;s comenz&#243; a predicar diciendo:#3,2.</div><div class="p">&#8212;Convert&#237;os, porque ya est&#225; cerca el reino de los cielos.</div><div class="s1">Llamamiento de los primeros disc&#237;pulos</div><div class="r">(Mc 1,16-20; Lc 5,1.10-11)</div><div class="p"> 18Iba Jes&#250;s paseando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: Sim&#243;n, tambi&#233;n llamado Pedro, y su hermano Andr&#233;s. Eran pescadores, y estaban echando la red en el lago. 19Jes&#250;s les dijo:</div><div class="p">&#8212;Venid conmigo y os har&#233; pescadores de hombres.#8,22; 9,9; 10,38; 16,23-24; Lc 14,27; Jn 1,43; 12,26; 21,19 (ver 1 Pe 2,21).</div><div class="p"> 20Ellos dejaron de inmediato sus redes y se fueron con &#233;l. 21M&#225;s adelante vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, que estaban en la barca con su padre, reparando las redes. Los llam&#243;, 22y ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.</div><div class="s1">Jes&#250;s ense&#241;a y cura</div><div class="p"> 23Jes&#250;s recorr&#237;a toda Galilea ense&#241;ando en las sinagogas jud&#237;as. Anunciaba el evangelio del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias de la gente.#8,16; 9,35; 11,5; 24,14; Mc 1,32.39; 6,55-56; Lc 4,15; 6,18-19. 24Su fama se extendi&#243; por toda Siria, y le tra&#237;an a todos los que padec&#237;an alg&#250;n mal: a los que sufr&#237;an diferentes enfermedades y dolores, y tambi&#233;n a endemoniados, lun&#225;ticos y paral&#237;ticos. Y Jes&#250;s los curaba. 25As&#237; que lo segu&#237;a mucha gente procedente de Galilea, de la Dec&#225;polis, de Jerusal&#233;n, de Judea y de la orilla oriental del Jord&#225;n.#8,1; 12,15; Mc 3,7-8; Lc 6,17.</div>
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<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkEZR">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="EZR.4">
 <div class="label">4</div><div class="s1">Los enemigos interrumpen el trabajo</div><div class="p"> 1Cuando los enemigos de Jud&#225; y Benjam&#237;n se enteraron de que los repatriados estaban construyendo un Templo al Se&#241;or, Dios de Israel, 2se acercaron a Zorobabel, a Josu&#233; y a los cabezas de familia y les dijeron:</div><div class="p">&#8212;Dejadnos que colaboremos con vosotros en la construcci&#243;n, porque tambi&#233;n nosotros hemos recurrido a vuestro Dios y le hemos ofrecido sacrificios desde los d&#237;as en que Asarad&#243;n, rey de Asiria, nos estableci&#243; aqu&#237;.</div><div class="p"> 3Zorobabel, Josu&#233; y el resto de los cabezas de familia de Israel les contestaron:</div><div class="p">&#8212;No podemos edificar un Templo a nuestro Dios junto con vosotros. Tan solo nosotros hemos de construirlo para el Se&#241;or, Dios de Israel, como nos ha ordenado Ciro, rey de Persia.</div><div class="p"> 4Sucedi&#243;, entonces, que las gentes del lugar desalentaron al pueblo de Jud&#225; y los atemorizaron para que no siguieran construyendo. 5Sobornaban a funcionarios del gobierno para hacer que fracasara su prop&#243;sito y continuaron as&#237; durante todo el tiempo en que Ciro fue rey de Persia y hasta el reinado de Dar&#237;o, rey de Persia.</div><div class="s1">Otras obstrucciones de los samaritanos</div><div class="p"> 6En el reinado de Asuero, al comienzo de su mandato, presentaron una acusaci&#243;n contra los habitantes de Jud&#225; y Jerusal&#233;n. 7Y en tiempos de Artajerjes, rey de Persia, se dirigieron tambi&#233;n a &#233;l por escrito Bisl&#225;n, Mitr&#237;dates, Tabeel y el resto de sus colegas. La carta estaba escrita en caracteres arameos y traducida a dicha lengua. 8Por su parte, el vicegobernador Rej&#250;n y el secretario Simsay escribieron a Artajerjes una carta contra Jerusal&#233;n. 9La escribieron el vicegobernador Rej&#250;n y el secretario Simsay juntamente con sus colegas, los jueces, gobernadores y funcionarios persas de Erec, de Babilonia, de los elamitas de Susa 10y del resto de los pueblos que el grande y glorioso Asnapar deport&#243; e hizo habitar en las ciudades de Samar&#237;a y en el resto del territorio del otro lado del &#201;ufrates. 11Esta es la copia que enviaron:</div><div class="b"></div><div class="p">&#171;Al rey Artajerjes:</div><div class="p">Tus siervos del otro lado del r&#237;o te saludan. 12Con relaci&#243;n a los jud&#237;os que de parte tuya vinieron hasta nosotros y se instalaron en Jerusal&#233;n, sepa el rey que est&#225;n reconstruyendo esa ciudad rebelde y malvada: levantan las murallas y reparan los cimientos. 13Sepa, adem&#225;s, el rey que si es reconstruida la ciudad y son levantadas las murallas, no pagar&#225;n tributos, impuestos, ni peaje y el erario real vendr&#225; a menos. 14Y puesto que recibimos de palacio nuestro salario, no podemos permitir que el rey sea afrentado; remitimos, pues, al rey este informe 15con el fin de que se investigue en los archivos de sus antepasados. Por lo que se encuentra en esos archivos comprobar&#225;s que se trata de una ciudad rebelde, perniciosa para los reyes y las provincias, y que desde antiguo ha fomentado insurrecciones, raz&#243;n por la cual fue destruida.#ver 2 Re 24,10-16; Ez 17,12. 16Informamos al rey que, si se reedifica esta ciudad y se levantan sus murallas, el territorio del otro lado del &#201;ufrates dejar&#225; de ser suyo&#187;.</div><div class="b"></div><div class="p"> 17El rey envi&#243; esta respuesta:</div><div class="b"></div><div class="p">&#171;Al vicegobernador Rej&#250;n, al secretario Simsay y al resto de colegas que viven en Samar&#237;a y en las dem&#225;s regiones del otro lado del &#201;ufrates, salud y paz. 18La carta que nos remitisteis ha sido le&#237;da ante m&#237; debidamente traducida. 19Orden&#233; que se indagara y se comprob&#243; que esa ciudad ha sido desde hace tiempo un foco permanente de rebeliones y que en ella han proliferado los levantamientos y las insurrecciones. 20Adem&#225;s, en Jerusal&#233;n ha habido reyes poderosos que dominaron el territorio del otro lado del &#201;ufrates y a los que se les pagaba tributos, impuestos y peaje. 21As&#237; que mandad a esos hombres que desistan de reconstruir la ciudad hasta que os env&#237;e nueva orden. 22Y procurad no ser negligentes en esto para que no se incremente el da&#241;o en perjuicio del reino&#187;.</div><div class="b"></div><div class="p"> 23Apenas fue le&#237;da la copia de la carta de Artajerjes ante Rej&#250;n, el secretario Simsay y sus colegas, estos se pusieron r&#225;pidamente en marcha hacia Jerusal&#233;n donde, utilizando la violencia, forzaron a los jud&#237;os a suspender las obras.</div><div class="p"> 24De esta manera se detuvo la obra del Templo de Dios en Jerusal&#233;n y qued&#243; suspendida hasta el segundo a&#241;o del reinado de Dar&#237;o, rey de Persia.</div>
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<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="ACT.4">
 <div class="label">4</div><div class="s1">Pedro y Juan ante el Consejo Supremo</div><div class="p"> 1A&#250;n estaban Pedro y Juan hablando al pueblo, cuando se presentaron all&#237; los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos.#5,24; Lc 22,4.52. 2Estaban contrariados, porque los ap&#243;stoles segu&#237;an instruyendo al pueblo y proclamaban que la resurrecci&#243;n de entre los muertos se hab&#237;a realizado ya en la persona de Jes&#250;s.#4,33; 17,18; 23,6-7. 3As&#237; que los detuvieron y, en vista de que era ya tarde, los metieron en la c&#225;rcel hasta el d&#237;a siguiente. 4Pero muchos de los que hab&#237;an escuchado el discurso de Pedro abrazaron la fe, por lo que el n&#250;mero de creyentes varones alcanz&#243; la cifra de unos cinco mil.#2,41. 5Al d&#237;a siguiente, se reunieron en Jerusal&#233;n las autoridades, los ancianos y los maestros de la ley. 6Estaban presentes An&#225;s, que era sumo sacerdote, Caif&#225;s, Juan, Alejandro y todos los miembros de la clase sacerdotal dirigente. 7Hicieron comparecer a Pedro y a Juan, y les preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Con qu&#233; poder y en nombre de qui&#233;n hab&#233;is hecho esto?#Mt 21,23 y par.</div><div class="p"> 8Pedro, lleno del Esp&#237;ritu Santo, les respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Jefes del pueblo y ancianos:#6,3.5; 7,55; 9,17; 11,24; 13,9; Mt 10,20 y par. 9hoy ha sido curado un enfermo, y se nos pregunta qui&#233;n lo ha curado.#ver Mt 9,2.6-7.22 y par. 10Pues bien, hab&#233;is de saber, tanto vosotros como todo el pueblo israelita, que este hombre se encuentra ahora sano ante vuestros ojos gracias a Jes&#250;s de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado.#2,24.36; 15. 11&#201;l es la piedra rechazada por vosotros los constructores, pero que ha resultado ser la piedra principal.#Sal 118,22. 12Ning&#250;n otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvaci&#243;n.#5,31; 13,23; Mt 1,21; Lc 2,11.30; Jn 4,42.</div><div class="p"> 13Cuando vieron la seguridad con que se expresaban Pedro y Juan, que eran hombres sin cultura y sin instrucci&#243;n, no sal&#237;an de su asombro. Por una parte, no pod&#237;an menos de reconocer que Pedro y Juan hab&#237;an sido compa&#241;eros de Jes&#250;s; 14por otra, all&#237; estaba de pie, junto a ellos, el hombre que hab&#237;a sido curado. As&#237; que, no sabiendo c&#243;mo replicarles, 15les ordenaron salir de la sala del Consejo y se pusieron a deliberar entre ellos:</div><div class="p"> 16&#8212;&#191;Qu&#233; vamos a hacer con estos hombres? Est&#225; claro para todos los habitantes de Jerusal&#233;n que, efectivamente, se ha realizado un milagro manifiesto por mediaci&#243;n de ellos; es algo que no podemos negar. 17Sin embargo, para evitar que esto siga propag&#225;ndose entre el pueblo, vamos a advertirles, bajo amenaza, que no hablen m&#225;s a nadie de tal individuo.#5,28-29.</div><div class="p"> 18As&#237; que los llamaron y les prohibieron terminantemente que hablaran de Jes&#250;s o ense&#241;aran en su nombre. 19Pero Pedro y Juan les respondieron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Os parece justo delante de Dios que os obedezcamos a vosotros antes que a &#233;l? 20Por nuestra parte, no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y o&#237;do.#10,39.41; 1 Jn 1,1.</div><div class="p"> 21Tras amenazarlos de nuevo, los dejaron libres. La verdad es que no hallaban forma de castigarlos sin enfrentarse con el pueblo, pues todos alababan a Dios por lo ocurrido; 22adem&#225;s, el milagro de la curaci&#243;n se hab&#237;a realizado en un hombre de m&#225;s de cuarenta a&#241;os.</div><div class="s1">Oraci&#243;n un&#225;nime de los creyentes</div><div class="p"> 23En cuanto fueron puestos en libertad, Pedro y Juan se reunieron con los suyos y les contaron lo que los jefes de los sacerdotes y los ancianos les hab&#237;an dicho. 24Al enterarse, todos elevaron un&#225;nimes esta oraci&#243;n a Dios:</div><div class="p">&#8212;Se&#241;or nuestro, t&#250; has creado el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;#Ex 20,11; Sal 146,6. 25t&#250;, por medio del Esp&#237;ritu Santo, pusiste en boca de David, tu servidor y nuestro antepasado, estas palabras:</div><div class="b"></div><div class="q"> &#191;Por qu&#233; se alborotan las naciones</div><div class="q"> y hacen planes in&#250;tiles los pueblos? # 
 Sal 2,1-2. </div><div class="q"> 26 Los reyes de la tierra se han aliado</div><div class="q"> y los poderosos se han confabulado</div><div class="q"> en contra del Se&#241;or y de su ungido.</div><div class="b"></div><div class="p"> 27Y realmente es cierto que, en esta ciudad, Pilato y Herodes se confabularon con los extranjeros y el pueblo israelita en contra de Jes&#250;s, tu santo servidor y Mes&#237;as.#23,6-12. 28Llevaron as&#237; a cabo todo lo que tu poder y tu voluntad hab&#237;an decidido de antemano que sucediese. 29Ahora, Se&#241;or, mira c&#243;mo nos amenazan y concede a tus servidores anunciar tu mensaje con plena libertad.#4,13; 9,27-28; 14,3; 28,31. 30Pon en juego tu poder, para que en el nombre de Jes&#250;s, tu santo servidor, se produzcan curaciones, se&#241;ales milagrosas y prodigios.#2,43.</div><div class="p"> 31Apenas terminaron de orar, tembl&#243; el lugar donde estaban reunidos y todos quedaron llenos del Esp&#237;ritu Santo. As&#237; pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.#2,4.</div><div class="s1">Compartir bienes</div><div class="p"> 32El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar, y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que pose&#237;a, sino que todos los disfrutaban en com&#250;n.#2,42-47; ver Lc 12,33; 18,22. 33Los ap&#243;stoles, por su parte, daban testimonio de la resurrecci&#243;n de Jes&#250;s, el Se&#241;or, con toda firmeza, y se los miraba con gran simpat&#237;a.#2,47; 4,2. 34Nadie entre los creyentes carec&#237;a de nada, pues los que eran due&#241;os de haciendas o casas las vend&#237;an y entregaban el producto de la venta, 35poni&#233;ndolo a disposici&#243;n de los ap&#243;stoles para que estos lo distribuyeran conforme a la necesidad de cada uno. 36Tal fue el caso de Jos&#233;, un chipriota de la tribu de Lev&#237;, a quien los ap&#243;stoles llamaban Bernab&#233;, que significa &#171;el que trae consuelo&#187;: 37vendi&#243; un terreno de su propiedad, trajo el importe y lo puso a disposici&#243;n de los ap&#243;stoles.</div>
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