Gedeón llevó entonces a su gente al río, y allí el Señor le dijo:
«Pon aparte a todo aquel que beba agua como los perros, es decir, lamiéndola, y aparta también a todo el que se arrodille para beber.»
Los que se llevaron el agua a la boca con la mano y la lamieron fueron trescientos hombres; el resto de la gente se arrodilló para beber.