Hay seis, y hasta siete cosas
que el Señor detesta con toda el alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
las manos que derraman sangre inocente,
la mente que maquina planes inicuos,
los pies que se apresuran a hacer el mal,
el testigo falso que propaga mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.