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Salmos 107:1-43

Salmos 107:1-43 NTV

¡Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre. ¿Los ha rescatado el SEÑOR? ¡Entonces, hablen con libertad! Cuenten a otros que él los ha rescatado de sus enemigos. Pues ha reunido a los desterrados de muchos países, del oriente y del occidente, del norte y del sur. Algunos vagaban por el desierto, perdidos y sin hogar. Con hambre y con sed, estaban a punto de morir. «¡Socorro, SEÑOR!», clamaron en medio de su dificultad, y él los rescató de su aflicción. Los llevó directo a un lugar seguro, a una ciudad donde pudieran vivir. Que alaben al SEÑOR por su gran amor y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos. Pues él satisface al sediento y al hambriento lo llena de cosas buenas. Algunos estaban en oscuridad y en una profunda penumbra, presos del sufrimiento con cadenas de hierro. Se rebelaron contra las palabras de Dios; se burlaron del consejo del Altísimo. Por eso los doblegó con trabajo forzado; cayeron, y no hubo quien los ayudara. «¡Socorro, SEÑOR!», clamaron en medio de su dificultad, y él los salvó de su aflicción. Los sacó de la oscuridad y de la profunda penumbra; les rompió las cadenas. Que alaben al SEÑOR por su gran amor y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos. Pues rompió las puertas de bronce de su prisión; partió en dos los barrotes de hierro. Algunos fueron necios; se rebelaron y sufrieron por sus pecados. No podían ni pensar en comer, y estaban a las puertas de la muerte. «¡Socorro, SEÑOR!», clamaron en medio de su dificultad, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra y los sanó; los arrebató de las puertas de la muerte. Que alaben al SEÑOR por su gran amor y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos. Que ofrezcan sacrificios de agradecimiento y canten con alegría por sus gloriosos actos. Algunos se hicieron a la mar en barcos y surcaron las rutas comerciales del mundo. También observaron el poder del SEÑOR en acción, sus impresionantes obras en los mares más profundos. Él habló, y se desataron los vientos que agitaron las olas. Los barcos fueron lanzados hacia los cielos y cayeron nuevamente a las profundidades; los marineros se acobardaron de terror. Se tambaleaban y daban tumbos como borrachos; no sabían qué más hacer. «¡Socorro, SEÑOR!», clamaron en medio de su dificultad, y él los salvó de su aflicción. Calmó la tormenta hasta convertirla en un susurro y aquietó las olas. ¡Qué bendición fue esa quietud cuando los llevaba al puerto sanos y salvos! Que alaben al SEÑOR por su gran amor y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos. Que lo exalten públicamente delante de la congregación y ante los líderes del pueblo. Él transforma ríos en desiertos y manantiales de agua en tierra árida y sedienta. Convierte la tierra fructífera en tierras saladas y baldías, a causa de la maldad de sus habitantes. Pero también convierte desiertos en lagunas y la tierra seca en fuentes de agua. Lleva a los hambrientos para que se establezcan allí y construyan sus ciudades. Siembran los campos, plantan viñedos, y recogen cosechas abundantes. ¡Cuánto los bendice! Allí crían familias numerosas y sus manadas de animales aumentan. Cuando disminuye la cantidad de ellos y se empobrecen por la opresión, las dificultades y el dolor, el SEÑOR derrama desprecio sobre sus príncipes y los hace vagar por tierras baldías y sin sendero. Pero rescata de la dificultad a los pobres y hace crecer a sus familias como rebaños de ovejas. Los justos verán estas cosas y se alegrarán mientras los perversos son bruscamente silenciados. Los sabios tomarán todo muy en serio; verán en nuestra historia el fiel amor del SEÑOR.