Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

2 Corintios 10:5-18

2 Corintios 10:5-18 NVI

Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que obedezca a Cristo. También estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que yo pueda contar con la completa obediencia de ustedes. Fíjense en lo que está a la vista. Si alguno está convencido de ser de Cristo, considere esto de nuevo: nosotros somos tan de Cristo como él. No me avergüenza jactarme más de la cuenta de la autoridad que el Señor nos ha dado para la edificación y no para la destrucción de ustedes. No quiero dar la impresión de que trato de asustarlos con mis cartas, pues algunos dicen: «Sus cartas son duras y fuertes, pero él en persona no impresiona a nadie y como orador es un fracaso». Tales personas deben darse cuenta de que lo que somos por escrito estando ausentes lo somos con hechos estando presentes. No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos. Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros, no saben lo que hacen. Nosotros, por nuestra parte, no vamos a jactarnos más de lo debido. Nos limitaremos al campo que Dios nos ha asignado según su medida, en la cual también ustedes están incluidos. Si no hubiéramos estado antes entre ustedes, se podría alegar que estamos rebasando estos límites, cuando lo cierto es que fuimos los primeros en llevarles el evangelio de Cristo. No nos jactamos desmedidamente a costa del trabajo que otros han hecho. Al contrario, esperamos que, según vaya creciendo la fe de ustedes, también nuestro campo de acción entre ustedes se amplíe grandemente, para poder predicar las buenas noticias más allá de sus regiones, sin tener que jactarnos del trabajo ya hecho por otros. Más bien, «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor». Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien recomienda el Señor.