Llevábamos allí varios días cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo. Este vino a vernos, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos, entonces dijo: —Así dice el Espíritu Santo: “De esta manera atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón y lo entregarán en manos de los no judíos”. Al oír esto, nosotros y los de aquel lugar rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén. —¿Por qué lloran? ¡Me parten el alma! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén. Como no se dejaba convencer, desistimos, exclamando: —¡Que se haga la voluntad del Señor!
Leer Hechos 21
Escuchar Hechos 21
Compartir
Comparar todas las versiones: Hechos 21:10-14
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos