Vi al Señor de pie junto al altar y él dijo:
«Golpea los capiteles de las columnas
para que se estremezcan los umbrales
y caigan en pedazos sobre sus cabezas.
A los que queden los mataré a espada.
Ni uno solo escapará,
ninguno saldrá con vida.
Aunque caven hasta las profundidades del abismo,
de allí los sacará mi mano.
Aunque suban hasta el cielo,
de allí los derribaré.
Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo,
allí los buscaré y los atraparé.
Aunque de mí se escondan en el fondo del mar,
allí ordenaré a la serpiente que los muerda.
Aunque vayan al destierro cautivos por sus enemigos,
allí ordenaré que los mate la espada.
»Para mal y no para bien,
fijaré en ellos mis ojos».
El SEÑOR y Dios de los Ejércitos
toca la tierra y ella se desmorona.
Sube y baja la tierra
como las aguas del Nilo, el río de Egipto,
y se enlutan todos los que en ella viven.
Dios construye su excelso palacio en el cielo
y pone su cimiento en la tierra,
llama a las aguas del mar
y las derrama sobre la superficie de la tierra:
su nombre es el SEÑOR.
«Israelitas, ¿acaso ustedes
no son para mí como cusitas?
¿Acaso no saqué de Egipto a Israel,
de Creta a los filisteos
y de Quir a los arameos?»,
afirma el SEÑOR.
«Por eso los ojos del SEÑOR y Dios
están sobre este reino pecador.
Borraré de la faz de la tierra a los descendientes de Jacob,
aunque no del todo»,
afirma el SEÑOR.
«Daré la orden de sacudir al pueblo de Israel
entre todas las naciones,
como se sacude el trigo en una zaranda,
sin que caiga a tierra ni un solo grano.
Morirán a filo de espada
todos los pecadores de mi pueblo,
todos los que dicen:
“No nos alcanzará la calamidad;
¡jamás se nos acercará!”.
»En aquel día
»restauraré la casa caída de David.
Repararé sus grietas,
restauraré sus ruinas
y la reconstruiré tal como era en días pasados,
para que ellos posean el remanente de Edom
y todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre»,
afirma el SEÑOR,
quien hará estas cosas.
«Vienen días», afirma el SEÑOR,
«en los cuales el que ara alcanzará al segador
y el que pisa las uvas, al sembrador.
Los montes destilarán vino dulce,
el cual correrá por todas las colinas.
Restauraré a mi pueblo Israel;
ellos reconstruirán las ciudades arruinadas
y vivirán en ellas.
Plantarán viñedos y beberán su vino;
cultivarán huertos y comerán sus frutos.
Plantaré a Israel en su propia tierra,
para que nunca más sea arrancado
de la tierra que yo le di»,
dice el SEÑOR tu Dios.