Me ha quitado la paz; ya no recuerdo lo que es la dicha. Y digo: «Me he quedado sin fuerzas y sin esperanza en el SEÑOR». Recuerda que estoy afligido y ando errante, que estoy saturado de hiel y amargura. Recuerdo esto bien y por eso me deprimo. Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: Por el gran amor del SEÑOR no hemos sido consumidos y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Me digo a mí mismo: «El SEÑOR es mi herencia. ¡En él esperaré!». Bueno es el SEÑOR con quienes esperan en él, con todos los que lo buscan. Bueno es esperar calladamente la salvación del SEÑOR. Bueno es que el hombre aprenda a llevar el yugo desde su juventud. ¡Déjenlo estar solo y en silencio, porque el SEÑOR se lo ha impuesto! ¡Que hunda el rostro en el polvo! ¡Tal vez haya esperanza todavía! ¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera, y quede así cubierto de deshonra! El Señor nos ha rechazado, pero no será para siempre. Nos hace sufrir, pero también muestra compasión, porque es muy grande su amor. El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.
Leer Lamentaciones 3
Escuchar Lamentaciones 3
Compartir
Comparar todas las versiones: Lamentaciones 3:17-33
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos