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Números 32:16-42

Números 32:16-42 NVI

Entonces ellos se acercaron otra vez a Moisés y dijeron: —Vamos a construir corrales para el ganado y a edificar ciudades para nuestros pequeños. Sin embargo, tomaremos las armas y marcharemos al frente de los israelitas hasta llevarlos a su lugar. Mientras tanto, nuestros pequeños vivirán en ciudades fortificadas que los protejan de los habitantes del país. No volveremos a nuestras casas hasta que cada uno de los israelitas haya recibido su heredad. Nosotros no queremos compartir con ellos ninguna heredad al otro lado del Jordán, porque nuestra heredad está aquí, en el lado oriental del río. Moisés contestó: —Si están dispuestos a hacerlo así, delante del SEÑOR tomen las armas y marchen al combate. Crucen con sus armas el Jordán y con la ayuda del SEÑOR luchen hasta que él haya quitado del camino a sus enemigos. Cuando a su paso el SEÑOR haya sometido la tierra, entonces podrán ustedes regresar a casa, pues habrán cumplido con su deber hacia el SEÑOR y hacia Israel. Y con la aprobación del SEÑOR esta tierra será de ustedes. »Pero si se niegan, estarán pecando contra el SEÑOR. Y pueden estar seguros de que no escaparán de su pecado. Edifiquen ciudades para sus pequeños y construyan corrales para su ganado, pero cumplan también lo que han prometido». Los gaditas y los rubenitas dijeron a Moisés: —Nosotros sus siervos haremos tal como usted lo ha mandado. Aquí en las ciudades de Galaad se quedarán nuestros pequeños, y todos nuestros ganados y rebaños, pero sus siervos cruzarán con sus armas el Jordán para pelear a la vanguardia del SEÑOR, tal como usted lo ha ordenado. Así que Moisés dio las siguientes instrucciones al sacerdote Eleazar y a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las familias patriarcales de las tribus de Israel: —Si los gaditas y los rubenitas, armados para la guerra, cruzan el Jordán con ustedes y conquistan el país, como el SEÑOR quiere, ustedes les entregarán como heredad la tierra de Galaad. Pero si no lo cruzan, ellos recibirán su heredad entre ustedes en Canaán. Los gaditas y los rubenitas respondieron: —Somos sus siervos y haremos lo que el SEÑOR ha mandado. Tal como él lo quiere, cruzaremos armados delante del SEÑOR a la tierra de Canaán. Pero nuestra heredad estará de este lado del Jordán. Entonces Moisés entregó a los gaditas, rubenitas y a la media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán. Les entregó la tierra con las ciudades que estaban dentro de sus fronteras, es decir, las ciudades de todo el país. Los gaditas edificaron las ciudades de Dibón, Atarot, Aroer, Atarot Sofán, Jazer, Yogbea, Bet Nimrá y Bet Arán. Las edificaron como ciudades fortificadas y construyeron corrales para sus rebaños. Los descendientes de Rubén edificaron las ciudades de Hesbón, Elalé, Quiriatayin, Nebo y Baal Megón (estos nombres fueron cambiados) y Sibmá. Los descendientes de Maquir, hijo de Manasés, fueron a Galaad, la conquistaron y echaron de allí a los amorreos que la habitaban. Entonces Moisés entregó Galaad a los maquiritas, que eran descendientes de Manasés, y ellos se establecieron allí. Yaír, descendiente de Manasés, capturó algunas aldeas y les puso por nombre Javot Yaír. Noba capturó Quenat y sus aldeas; a la región le dio su propio nombre.