Recuerdo esto y me deshago en llanto: yo solía ir con la multitud y la conducía a la casa de Dios. Entre voces de alegría y acciones de gracias hacíamos gran celebración. ¿Por qué estás tan abatida, alma mía? ¿Por qué estás tan angustiada? En Dios pondré mi esperanza y lo seguiré alabando. ¡Él es mi salvación y mi Dios! Dios mío, me siento muy abatido; por eso pienso en ti desde la tierra del Jordán, desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar.
Leer Salmo 42
Escuchar Salmo 42
Compartir
Comparar todas las versiones: Salmo 42:4-6
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos