Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Si me conocieran, también conocerían a mi Padre; y desde ahora lo conocen, y lo han visto.»
Felipe le dijo: «Señor, muéstranos el Padre. Con eso nos basta.»
Jesús le dijo: «Hace ya tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y tú, Felipe, no me has conocido? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo entonces dices: “Muéstranos al Padre”?
¿No crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, es quien hace las obras.
Créanme que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí; de otra manera, créanme por las obras mismas.
»De cierto, de cierto les digo: El que cree en mí, hará también las obras que yo hago; y aun mayores obras hará, porque yo voy al Padre.
Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si algo piden en mi nombre, yo lo haré.
»Si me aman, obedezcan mis mandamientos.
Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre:
es decir, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir porque no lo ve, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes, y estará en ustedes.
»No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes.