Codician las propiedades de otros, y se las quitan; codician casas, y las toman; oprimen al hombre y a su familia, al hombre y a su heredad. Por lo tanto, así ha dicho el Señor: «Ya he pensado lanzar contra esta familia una calamidad de la cual no saldrán bien parados. No volverán a andar erguidos, porque ese tiempo será malo.» Cuando llegue el momento, su mal será proverbial, y como lamento les cantarán esta endecha: «Hemos sido destruidos por completo. Dios ha cambiado la suerte de nuestro pueblo. ¡Nos ha quitado nuestros campos! ¡Se los ha dado a otros en propiedad!» Así que no habrá quien reparta terrenos por sorteo en la congregación del Señor. Ustedes ordenan a los profetas que no profeticen, y dicen que no tendrán de qué avergonzarse. Ustedes, que dicen ser de la casa de Jacob, preguntan si se ha acortado mi espíritu, y si esta es mi forma de actuar. Pero, ¿acaso mis palabras no hacen bien al que se conduce con rectitud? Ustedes, que ayer eran mi pueblo, hoy se han vuelto mis enemigos. A los que pasan, descaradamente los despojan de sus capas, como si fueran sus adversarios de guerra. A las mujeres de mi pueblo las echan fuera de las casas que son su delicia, y a sus niños les arrebatan para siempre la honra que les di. «¡Vamos, levántense, que este no es un lugar de reposo! ¡Está contaminado y demasiado corrompido! Si alguien viene con espíritu de falsedad, y mentirosamente les dice: “Voy a profetizar acerca del vino y de la sidra”, a gente como esa este pueblo la considera profeta.
Leer Miqueas 2
Compartir
Comparar todas las versiones: Miqueas 2:2-11
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos