¡Alabemos al Señor, porque él es bueno; porque su misericordia permanece para siempre! Que lo diga ahora Israel: «¡Su misericordia permanece para siempre!» Que lo digan los descendientes de Aarón: «¡Su misericordia permanece para siempre!» Que lo digan los temerosos del Señor: «¡Su misericordia permanece para siempre!» En medio de la angustia clamé al Señor, y él me respondió y me dio libertad. El Señor está conmigo; no tengo miedo de lo que simples mortales me puedan hacer. El Señor está conmigo y me brinda su ayuda; ¡he de ver derrotados a los que me odian! Es mejor confiar en el Señor que confiar en simples mortales. Es mejor confiar en el Señor que confiar en gente poderosa.
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