Por causa de tu enojo, nada sano hay en mi cuerpo; por causa de mi maldad, no hay paz en mis huesos. Mi pecado pesa sobre mi cabeza; ¡es una carga que ya no puedo soportar! Por causa de mi locura, mis heridas supuran y apestan. Estoy abrumado, totalmente abatido; ¡todo el tiempo ando afligido! La espalda me arde sin cesar; ¡no hay nada sano en todo mi cuerpo! Me siento débil y en gran manera agobiado; ¡mis quejas son las de un corazón atribulado! Señor, tú conoces todos mis deseos; mis anhelos no te son ocultos.
Leer Salmos 38
Compartir
Comparar todas las versiones: Salmos 38:3-9
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos