Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él. Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió en ira. Y respondió Eliú hijo de Baraquel buzita, y dijo:
Yo soy joven, y vosotros ancianos;
Por tanto, he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión.
Yo decía: Los días hablarán,
Y la muchedumbre de años declarará sabiduría.
Ciertamente espíritu hay en el hombre,
Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.
No son los sabios los de mucha edad,
Ni los ancianos entienden el derecho.
Por tanto, yo dije: Escuchadme;
Declararé yo también mi sabiduría.
He aquí yo he esperado a vuestras razones,
He escuchado vuestros argumentos,
En tanto que buscabais palabras.
Os he prestado atención,
Y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job,
Y responda a sus razones.
Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría;
Lo vence Dios, no el hombre.
Ahora bien, Job no dirigió contra mí sus palabras,
Ni yo le responderé con vuestras razones.
Se espantaron, no respondieron más;
Se les fueron los razonamientos.
Yo, pues, he esperado, pero no hablaban;
Más bien callaron y no respondieron más.
Por eso yo también responderé mi parte;
También yo declararé mi juicio.
Porque lleno estoy de palabras,
Y me apremia el espíritu dentro de mí.
De cierto mi corazón está como el vino que no tiene respiradero,
Y se rompe como odres nuevos.
Hablaré, pues, y respiraré;
Abriré mis labios, y responderé.
No haré ahora acepción de personas,
Ni usaré con nadie de títulos lisonjeros.
Porque no sé hablar lisonjas;
De otra manera, en breve mi Hacedor me consumiría.