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1 Samuel 4:12-22

1 Samuel 4:12-22 TLA

Ese mismo día, un hombre de la tribu de Benjamín escapó de la batalla y llegó corriendo a Siló. Había roto su ropa y se había echado polvo sobre la cabeza en señal de luto. Cuando entró en la ciudad y le contó a la gente lo que había pasado, todos empezaron a llorar a gritos. El sacerdote Elí era ya un anciano de noventa y ocho años, y se había quedado ciego. Estaba sentado en una silla, junto al camino. Esperaba saber, con ansias y temor, qué había pasado con el cofre del pacto de Dios. Cuando oyó el griterío, preguntó: —¿Por qué hay tanto alboroto? Y aquel hombre le dijo: —Logré escapar del campo de batalla, y acabo de llegar. —¿Y qué ha pasado, hijo mío? —le preguntó Elí. Y el hombre le contestó: —Los filisteos nos derrotaron y se llevaron el cofre del pacto de Dios. Miles de nuestros hombres han muertos. Tus hijos, Hofní y Finees, también murieron. Como Elí ya era anciano y muy pesado, cuando oyó lo que había sucedido con el cofre, se fue de espaldas, cayó junto a la puerta y se quebró el cuello. Allí murió. Había sido líder de Israel cuarenta años. La nuera de Elí estaba embarazada y a punto de tener su bebé. Le afectó saber que el cofre del pacto de Dios había sido capturado, y que su suegro y Finees, su esposo, habían muerto. Por eso empezó a sentir fuertes dolores, y tuvo a su bebé; eso le causó la muerte. Antes de que ella muriera, las mujeres que la atendían le dijeron: «Anímate, tuviste un niño». Ella no les respondió ni les hizo caso. Solo tuvo tiempo de ponerle a su hijo el nombre de «Icabod», y alcanzó a decir: «Israel ha perdido el cofre. ¡Dios nos ha abandonado!»