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Génesis 26:12-33

Génesis 26:12-33 TLA

Ese mismo año, Dios le dio a Isaac una cosecha tan abundante, que produjo cien veces más de lo que había sembrado en aquella tierra. Así ganó Isaac mucho dinero, y llegó a ser muy rico y poderoso. Llegó a tener tantas ovejas y vacas, y tantos sirvientes, que despertó la envidia de los filisteos. Por eso los filisteos taparon con tierra todos los pozos que Abraham había mandado abrir. Hasta Abimélec llegó a decirle: «Vete de aquí, pues ya eres más poderoso que nosotros». Isaac se fue de Guerar, pero se quedó a vivir en el valle. Cuando Abraham aún vivía, había mandado abrir unos pozos allí, pero después de su muerte los filisteos los habían vuelto a tapar. Isaac volvió a abrirlos y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre. Un día, los sirvientes de Isaac estaban abriendo un pozo en el valle y descubrieron un manantial. Pero los pastores de Guerar se pelearon con los pastores de Isaac, pues decían que esa agua les pertenecía. Por eso Isaac llamó a ese pozo «Pelea». Hicieron otro pozo, pero también pelearon por él, por lo que Isaac le puso por nombre «Pleito». Luego se alejó de allí y volvió a abrir otro pozo, y ya nadie peleó. Entonces lo llamó «Libertad», pues dijo: «Al fin Dios nos ha dado libertad para prosperar en este lugar». De allí, Isaac se fue a otro lugar, que luego sería conocido como Beerseba. Esa misma noche Dios se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham, y por él te voy a bendecir y a aumentar el número de tus descendientes. No tengas miedo, pues yo te ayudaré en todo». Entonces Isaac hizo allí un altar para adorar a Dios. En ese mismo lugar plantó su tienda de campaña, y sus sirvientes abrieron otro pozo. Cuando Abimélec lo supo, salió de Guerar para hablar con Isaac. Lo acompañaban Ahuzat, que era su consejero personal, y Ficol, jefe de su ejército. Isaac les preguntó: —¿Para qué vienen a verme, si me han tratado tan mal y hasta me echaron de su país? Y ellos le contestaron: —Ya hemos visto que Dios está de tu parte. Por eso queremos hacer un trato contigo. Y lo vamos a hacer, pero bajo juramento. Nosotros nunca quisimos molestarte. Al contrario, siempre te tratamos bien y hasta nos despedimos como amigos. Ahora tú, comprométete a no hacernos ningún daño, ya que Dios te ha bendecido tanto. Entonces Isaac les ofreció un banquete, y ellos comieron y bebieron. A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, y tanto Isaac como Abimélec juraron no hacerse ningún daño. Luego Isaac despidió a sus visitantes, y ellos se marcharon en paz. Ese mismo día vinieron los sirvientes de Isaac y le dijeron que habían encontrado agua en el pozo que estaban abriendo. A ese pozo Isaac le puso por nombre «Juramento», y hasta el día de hoy, la ciudad donde está ese pozo se llama Beerseba, que significa «Pozo del juramento».

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