Jeremías Introducción
Introducción
¿QUIÉN?
Jeremías nació en un pequeño pueblo llamado Anatot, que estaba cerca de Jerusalén. Su padre era sacerdote y seguramente Jeremías aprendió mucho de él. Todavía era muy joven cuando Dios le habló de una manera muy especial y lo envió a proclamar su mensaje a los israelitas. Fue así como Jeremías se dedicó a compartir todo lo que Dios le decía. Esto lo hizo por unos 40 años durante los cuales siempre fue obediente a Dios. Jeremías aprendió a servir a Dios con todas sus fuerzas, y por su dedicación completa a Dios, nunca se casó ni formó una familia.
¿DÓNDE?
Jeremías anunció el mensaje de Dios en el reino de Judá, cuya capital era Jerusalén. En esa ciudad se encontraba el templo de Dios. El reino de Judá estaba en la parte sur de Palestina, y durante muchos años estuvo separado del reino de Israel que estaba en la parte norte.
¿CUÁNDO?
Jeremías anunció el mensaje de Dios aproximadamente entre los años 626 y 586 antes de Cristo. Durante estos años, el reino de Judá estuvo amenazado por grandes naciones como Egipto y Babilonia. Estos dos países siempre buscaron derrotar a Judá y esclavizar al pueblo de Dios.
¿QUÉ?
El pueblo de Dios en Judá no estaba viviendo de acuerdo a lo que Dios mandaba, sino que adoraba a dioses de otras naciones, desobedecía a Dios, y se mostraba muy rebelde. Por esta razón, Dios le pidió a Jeremías que ayudara al pueblo a darse cuenta de que estaba yendo por mal camino, y que tarde o temprano Dios los iba a castigar.
Jeremías predicó muchos mensajes alentando al pueblo a obedecer y amar al Dios verdadero. No quería que los babilonios destruyeran la nación, ni que el pueblo sufriera el castigo de Dios. Pero finalmente Dios castigó al pueblo de Judá porque no le hizo caso a Jeremías.
¿ALGO NUEVO?
Dios comunicó un mensaje diferente y nuevo a través de Jeremías, en el que le ofreció al pueblo una nueva manera de relacionarse con él. A esto Dios lo llama un «nuevo pacto», cuya validez será permanente (31.31-34). En este nuevo pacto Dios le promete al pueblo ayudarlo a ser obediente y a cambiar su conducta. Así el pueblo viviría para siempre en su tierra, disfrutando de paz y bienestar.
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Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.