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Juan 5:17-47

Juan 5:17-47 TLA

Pero Jesús les dijo: «Mi Padre nunca deja de trabajar, ni yo tampoco.» Los jefes judíos se molestaron tanto que tuvieron aun más ganas de matar a Jesús. No lo querían porque, además de sanar a los enfermos en día sábado, decía que Dios era su Padre, y que por eso era igual a Dios. Jesús les dijo: «Les aseguro que yo, el Hijo de Dios, no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Solo hago lo que veo que hace Dios, mi Padre. Él me ama y me muestra todo lo que hace. Y me mostrará cosas aun más grandes, que a ustedes los dejarán asombrados. Porque así como mi Padre hace que los muertos vuelvan a vivir, así también yo le doy vida a quien quiero. Y mi Padre no juzga a nadie. Es a mí, que soy su Hijo, a quien le ha dado ese poder, para que todos me honren como lo honran a él. Cuando alguien no me honra, tampoco honra a mi Padre, que me envió. »Les aseguro que todo el que preste atención a lo que digo, y crea en Dios, que fue quien me envió, tendrá vida eterna. Aunque antes haya vivido alejado de Dios, ya no será condenado, pues habrá recibido la vida eterna. Una cosa es cierta: ahora es cuando los que viven alejados de Dios me oirán a mí, que soy su Hijo. Si me obedecen, tendrán la vida eterna. Porque Dios, mi Padre, tiene el poder para dar la vida, y a mí me ha dado ese poder. También me ha dado autoridad para juzgar, pues yo soy el Hijo del hombre. »No se sorprendan de lo que les digo, porque va a llegar el momento en que los muertos oirán mi voz y saldrán de sus tumbas. Entonces, los que hicieron lo bueno volverán a vivir, y estarán con Dios para siempre; pero los que hicieron lo malo volverán a vivir para ser castigados. »Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Mi Padre me envió, y él me dice cómo debo juzgar a las personas. Por eso yo juzgo correctamente, porque no hago lo que yo quiero, sino lo que mi Padre me ordena hacer. »Si yo hablara bien de mí mismo, ustedes dirían que miento. Pero conozco a alguien que dirá quién soy yo, y que confirmará que yo digo la verdad. Cuando ustedes enviaron mensajeros a Juan, él les dijo la verdad. Las enseñanzas de Juan fueron como una lámpara encendida en la oscuridad, y por un tiempo ustedes se alegraron de escucharlas. »Pero yo no necesito que nadie hable bien de mí. Si he mencionado a Juan, ha sido solo para que ustedes crean y Dios los salve. Yo puedo probarles que de verdad mi Padre me ha enviado. Así lo prueba todo lo que hago, y ni siquiera Juan puede ser mejor testigo. Porque yo hago las cosas que mi Padre me envió a hacer. »Mi Padre me ha enviado, y él también habla bien de mí. Lo que pasa es que ustedes nunca lo han oído hablar, ni lo han visto cara a cara. Ustedes no aceptan su mensaje, pues no han creído en mí, que he sido enviado por él. »Ustedes estudian la Biblia con mucho cuidado porque creen que así alcanzarán la vida eterna. Sin embargo, a pesar de que la Biblia habla bien de mí, ustedes no quieren creer en mí para alcanzar la vida eterna. »A mí no me interesa que la gente hable bien de mí. Además, a ustedes los conozco muy bien, y sé que no aman a Dios. Él es mi Padre, y me ha enviado, pero ustedes no me han aceptado. Sin embargo, a quien viene por su propia cuenta, ustedes sí lo reciben. ¡Cómo van a creerme, si les gusta que sea la gente la que hable bien de ustedes, y no el Dios único! »No crean que yo voy a acusarlos con mi Padre. Ustedes han confiado en lo que Moisés escribió, y será Moisés quien los acuse. Si le creyeran a Moisés, también creerían en mí, pues él escribió acerca de mí. Pero si no creen en lo que él escribió, ¿cómo van a creer en lo que yo les digo?»