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Mateo 21:23-46

Mateo 21:23-46 TLA

Jesús entró en el templo y comenzó a enseñar a la gente. Los sacerdotes principales y los líderes del país se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién te dio autoridad para hacer todo esto? Jesús les contestó: —Yo también voy a preguntarles algo: ¿Quién le dio autoridad a Juan el Bautista para bautizar? ¿Dios o alguna otra persona? Si me responden eso, yo les diré quién me dio autoridad para hacer todo lo que han visto. Ellos comenzaron a discutir y se decían unos a otros: «Si respondemos que Dios le dio autoridad a Juan, Jesús nos preguntará por qué no le creímos. Por otro lado, nos da miedo decir que fue un ser humano quien se la dio; porque la gente cree que Juan era un profeta enviado por Dios.» Entonces respondieron: —No lo sabemos. Jesús les dijo: —Pues yo tampoco les diré quién me da autoridad para hacer todo esto. Jesús también les dijo: —¿Qué opinan ustedes de esto que voy a contarles? Un hombre tenía dos hijos, y le dijo al mayor de ellos: “Hijo, ve a trabajar en la viña.” »Él le respondió: “¡No quiero ir!” »Pero después cambió de idea y fue a trabajar. »Luego el hombre también le dijo a su hijo menor que fuera a trabajar, y él le respondió: “¡Sí, señor, iré!” »Pero el muchacho en verdad no fue. ¿Cuál de los dos hijos hizo lo que el padre quería? Los sacerdotes y los líderes contestaron: —El hijo mayor hizo lo que el padre le pidió. Jesús les dijo: —Les aseguro que la gente de mala fama, como los cobradores de impuestos y las prostitutas, entrará al reino de Dios antes que ustedes. Porque Juan el Bautista vino y les enseñó a hacer lo bueno y a obedecer a Dios, pero ustedes no le hicieron caso. En cambio, los cobradores y las prostitutas sí le hicieron caso. Y ustedes, aunque vieron eso, no cambiaron de idea, sino que siguieron sin creer en él. »Escuchen este otro ejemplo: El dueño de un terreno sembró una viña, y alrededor de ella construyó un cerco. Preparó un lugar para hacer vino con las uvas que cosechara, y construyó una torre para vigilar el terreno. Luego, alquiló la viña a unos hombres y se fue de viaje. »Cuando llegó el tiempo de la cosecha, el dueño del terreno envió a unos sirvientes para pedir la parte de la cosecha que le correspondía. Pero los que alquilaron la viña trataron mal a los sirvientes. A uno de ellos lo golpearon, a otro lo mataron, y a otro le tiraron piedras. »Entonces el dueño envió más sirvientes que al principio, pero los hombres los trataron igual. Finalmente, el dueño envió a su hijo, porque pensó: “Esos hombres sí respetarán a mi hijo.” »Pero cuando los hombres vieron que había llegado el hijo del dueño, dijeron entre ellos: “Este muchacho heredará la viña cuando el dueño muera. Vamos a matarlo; así nos quedaremos con todo.” »Los hombres agarraron al muchacho, lo sacaron de la viña y lo mataron. »Cuando venga el dueño de la viña, ¿qué piensan ustedes que hará con esos hombres? Ellos contestaron: —El dueño matará sin compasión a esos malvados. Luego les alquilará la viña a otros hombres que le entreguen la parte de la cosecha que le corresponde. Jesús les dijo: —¿No recuerdan lo que dice la Biblia?: “La piedra que rechazaron los constructores del templo es ahora la piedra principal. Esto nos deja maravillados, pues Dios es quien lo hizo.” »Les aseguro que Dios les quitará a ustedes el derecho de pertenecer a su reino, y se lo dará a los que lo obedecen en todo. Cualquiera que caiga sobre la piedra que despreciaron los constructores, quedará hecho pedazos. Y si la piedra cae sobre alguien, lo dejará hecho polvo. Cuando los sacerdotes principales y los fariseos escucharon estas comparaciones y ejemplos, se dieron cuenta de que Jesús hablaba de ellos. Entonces quisieron apresarlo, pero no se atrevieron a hacerlo. Y es que tenían miedo de la gente, porque la gente pensaba que Jesús era un profeta.

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