Dios mío, tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre. Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo. Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro! Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo día, cuando tú ya habías decidido cuánto tiempo viviría! ¡Lo habías anotado en tu libro! Dios mío, ¡qué difícil me resulta entender tus pensamientos! ¡Pero más difícil todavía me sería tratar de contarlos! ¡Serían más que la arena del mar! ¡Y aun si pudiera contarlos, me dormiría, y al despertar, todavía estarías conmigo! Dios mío, ¡cómo quisiera que a los asesinos los apartaras de mí! ¡Cómo quisiera que les quitaras la vida! Sin motivo alguno, esa gente habla mal de ti y se pone en contra tuya. Dios mío, yo odio a los que te odian; aborrezco a los que te rechazan. ¡Los odio profundamente! ¡Tus enemigos son mis enemigos! Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva.
Leer Salmos 139
Compartir
Comparar todas las versiones: Salmos 139:13-24
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos