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Salmos 37:25-40

Salmos 37:25-40 TLA

Ni antes cuando era joven, ni ahora que ya soy viejo, he visto jamás gente honrada viviendo en la miseria, ni tampoco que sus hijos anden pidiendo pan. Cuando la gente honrada regala algo, siempre lo hace con generosidad; sus hijos son una bendición. Así que aléjate de la maldad y haz siempre lo bueno, así te quedarás para siempre en la tierra prometida. Dios ama la justicia y jamás abandonará a su pueblo. ¡Siempre lo protegerá! Los suyos vivirán para siempre en la tierra prometida, pero los malvados y sus hijos serán destruidos por completo. Cuando los buenos hablan, lo hacen siempre con sabiduría, y siempre dicen lo que es justo. Siempre tienen presentes las enseñanzas de su Dios; por eso jamás tienen tropiezos. Los malvados espían a los buenos para matarlos cuando menos lo esperan, pero Dios no permite que caigan en sus manos; y si los llevan a juicio, no permite que los condenen. Pero tú, confía en Dios y cumple su voluntad. Él te pondrá muy en alto y te dará la tierra prometida. ¡Ya verás con tus propios ojos cuando los malvados sean destruidos! A mí me ha tocado ver a gente malvada y grosera, que se extiende por todos lados como si fuera un árbol frondoso. Pero esa gente pronto pasa; en un instante deja de existir; cuando la buscas, ya no la encuentras. Fíjate bien en la gente honrada, observa a los que hacen lo bueno; para esta gente de paz hay un futuro brillante, pero los pecadores serán todos destruidos; ¡el único futuro de los malvados es su total destrucción! Dios salva a los buenos. Cuando llegan los días malos, Dios es su único refugio. Dios les brinda su ayuda y los salva de los malvados; les da la victoria porque en él confían.