Daniel 2
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El sueño del rey Nabucodonosor#2.1-49 En este relato se encuentra esbozado uno de los temas más característicos del libro de Daniel y, en general, de los escritos apocalípticos. La estatua gigantesca hecha de elementos diversos -oro, plata, bronce, hierro y barro- representa simbólicamente la historia humana vista como un todo, pero dividida, al mismo tiempo, en distintos periodos. Cada período marca una nueva etapa en el desarrollo del misterioso plan de Dios, que como creador del mundo y Señor de la historia dirige todas las cosas hacia el término que él mismo ha fijado de antemano. Cuando llegue el fin del tiempo presente (cf. Dn 12.4,9), Dios establecerá su reino eterno y universal, que tomará el lugar de los imperios de este mundo (Dn 2.45) y colmará todas las esperanzas de su pueblo (cf. Dn 2.34-35; 7.14,27).
1Durante el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños, y por causa de ellos llegó a estar tan preocupado que no podía dormir. 2Entonces mandó llamar a magos, adivinos, hechiceros y sabios,#2.2 Sabios: heb. caldeos; véase Dn 1.4 n. para que le explicaran aquellos sueños. Ellos fueron y se presentaron ante el rey, 3el cual les dijo:
—He tenido un sueño y estoy muy preocupado tratando de comprenderlo.
4Y los sabios dijeron al rey, en arameo:#2.4 A partir de este v., y hasta 7.28, el texto está escrito en arameo y no hebreo. Véase, para un caso similar, Esd 4.7 nota.
—¡Que viva Su Majestad para siempre! Cuente Su Majestad a estos servidores suyos lo que ha soñado, y nosotros le explicaremos lo que significa.
5—Esta es mi decisión —contestó el rey—: Si no me dicen ustedes qué es lo que soñé y lo que significa, serán hechos pedazos y sus casas serán convertidas en un montón de escombros. 6Pero si me dicen lo que soñé y lo que mi sueño significa, recibirán regalos de mi parte, y favores y grandes honores. Así pues, díganme qué fue lo que soñé, y explíquenme su significado.
7Los sabios respondieron por segunda vez:
—Cuéntenos Su Majestad lo que soñó, y nosotros le explicaremos el significado.
8—Sé muy bien —contestó el rey— que ustedes quieren ganar tiempo, porque han oído mi decisión. 9Por lo tanto, si no me dicen lo que soñé, todos ustedes sufrirán la misma sentencia, pues se han puesto de acuerdo para darme como respuesta mentiras y falsedades, en espera de que cambie la situación. Díganme, pues, el sueño, y así sabré que también pueden explicarme su significado.
10—No hay nadie en el mundo —respondieron los sabios— que pueda decir lo que Su Majestad desea saber. Por otra parte, jamás ningún rey, por grande y poderoso que haya sido, ha pedido semejante cosa a ningún mago, adivino o sabio. 11Lo que Su Majestad pide es tan difícil que no hay nadie que se lo pueda decir, a no ser los dioses; ¡pero ellos no viven entre los hombres!#2.10-11 Esta confesión de impotencia hace resaltar más el carácter sobrenatural de la sabiduría que Daniel ha recibido como un don de Dios (cf. Dn 1.17; 2.27-28; 4.8-9[5-6]).
12Al oír esto, el rey se puso furioso y ordenó matar a todos los sabios de Babilonia. 13Una vez publicada la orden, buscaron también a Daniel y a sus compañeros para quitarles la vida.#2.13 La sentencia de muerte alcanza también a Daniel y a sus compañeros, lo cual presupone que ya los consideraban del grupo de los magos y adivinos del rey (cf. Dn 1.20).
Daniel interpreta el sueño del rey
14Entonces Daniel habló de manera discreta y sensata con Arioc, el jefe de la guardia real, que ya se disponía a matar a los sabios. 15Y le preguntó:
—¿Por qué ha dado el rey esta orden tan terminante?
Arioc le explicó el motivo. 16Entonces Daniel fue a ver al rey y le suplicó que le concediera algún tiempo para poder explicarle el sueño y su significado. 17Luego se fue a su casa e informó de todo a sus compañeros Ananías, Misael y Azarías, 18para que pidieran ayuda del Dios del cielo sobre aquel misterio,#2.18 Misterio: en arameo raz, palabra de origen persa que en la Biblia hebrea aparece solamente en el libro de Daniel (Dn 2.19,27-30,47; 4.9[6]). Con ese término se designa el sueño de Nabucodonosor porque éste representa simbólicamente el destino de su reino y de los reinos que vendrán después, hasta el fin de los tiempos (cf. Dn 2.28). El conocimiento de este misterio no puede alcanzarse con medios puramente humanos, y sólo una especial revelación de Dios puede darlo a conocer (cf. Dn 2.28). Para el significado de la palabra «misterio» en el NT, cf. Ro 16.25; Ef 3.9; Col 1.26; 2 Ts 2.7., y véase Índice temático. a fin de que no los mataran junto con los otros sabios de Babilonia. 19Aquella noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión, por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo 20con estas palabras:
«Bendito sea por siempre el nombre de Dios,
porque suyos son la sabiduría y el poder.#Job 12.13; Pr 2.6.
21Él cambia los tiempos y las épocas;
quita y pone reyes,
da sabiduría a los sabios
e inteligencia a los inteligentes.
22Él revela las cosas profundas y secretas;
conoce lo que está en la oscuridad,
pues la luz está con él.#Job 12.22; Sal 139.11-12.
23A ti, Dios de mis padres,
te doy gracias y te alabo,
porque me has hecho sabio y fuerte;
y ahora me has hecho saber lo que te pedimos:
nos has dado a conocer lo que preocupaba al rey.»
24Después de esto, Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había ordenado matar a los sabios de Babilonia, y le dijo:
—No mates a los sabios. Llévame ante el rey, y yo le explicaré todo su sueño.
25En seguida Arioc llevó a Daniel ante el rey Nabucodonosor, y le dijo al rey:
—Entre los judíos desterrados he hallado un hombre que explicará a Su Majestad el significado de su sueño.#2.25 Esta intervención del funcionario real recuerda la escena relatada en Gn 41.8-13. La comparación de los dos relatos pone en evidencia el paralelismo entre José en la corte del faraón y Daniel en la del rey de Babilonia.
26Entonces el rey le dijo a Daniel, a quien llamaban Beltsasar:
—¿Puedes tú decirme lo que soñé, y lo que mi sueño significa?
27Daniel respondió:
—No hay ningún sabio ni adivino, ni mago ni astrólogo, que pueda explicar a Su Majestad el misterio que desea conocer. 28Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y él ha hecho saber a Su Majestad lo que va a pasar en el futuro. Voy a explicarle a Su Majestad el sueño y las visiones que ha tenido mientras dormía: 29Su Majestad se hallaba en su cama; se puso a pensar en lo que va a pasar en el futuro, y el que revela los misterios se lo ha dado a conocer. 30También a mí me ha sido revelado este misterio, pero no porque yo sea más sabio que todos los hombres, sino para que yo explique a Su Majestad lo que el sueño significa, y que así Su Majestad pueda comprender los pensamientos que han venido a su mente.
31»En el sueño, Su Majestad veía que en su presencia se levantaba una estatua muy grande y brillante, y de aspecto terrible. 32La cabeza de la estatua era de oro puro; el pecho y los brazos, de plata; el vientre y los muslos, de bronce; 33las piernas, de hierro; y una parte de los pies era de hierro, y la otra de barro. 34Mientras Su Majestad la estaba mirando, de un monte se desprendió una piedra, sin que nadie la empujara, y vino a dar contra los pies de la estatua y los destrozó. 35En un momento, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro quedaron todos convertidos en polvo, como el que se ve en verano cuando se trilla el trigo, y el viento se lo llevó sin dejar el menor rastro. Pero la piedra que dio contra la estatua se convirtió en una gran montaña que ocupó toda la tierra.
36»Este es el sueño. Y ahora voy a explicar a Su Majestad lo que el sueño significa.#2.36 Lo que el sueño significa: Los sueños del faraón, interpretados por José, se referían al futuro inmediato de Egipto; el de Nabucodonosor, en cambio, abarca la totalidad de la historia humana, cuyo punto culminante será la instauración definitiva del reinado universal de Dios (cf. Dn 2.44-45). 37Su Majestad es el más grande de todos los reyes, porque el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la fuerza, el honor 38y el dominio sobre todos los lugares habitados por hombres, animales y aves; él lo ha puesto todo bajo el poder de Su Majestad, que es la cabeza de oro.#2.37-38 Nótese el vigor con que se afirma la absoluta soberanía de Dios en el gobierno de la historia humana. Dios dirige el curso de los tiempos (Dn 2.21) y da poder y autoridad a quien él quiere (Dn 4.17,25,32[14,22,29]). Por eso, Nabucodonosor no gobierna por su propia autoridad, sino porque Dios se la ha concedido para que la ejerza dentro del plazo que él le ha fijado (cf. Dn 5.18). Véanse Jer 27.5 nota; 27.6 n., y cf. Jdt 11.7. 39Después del reino de Su Majestad habrá otro reino inferior al suyo, y luego un tercer reino de bronce, que dominará sobre toda la tierra. 40Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro; y así como el hierro lo destroza todo y lo destruye, así ese reino destrozará y destruirá a todos los otros reinos.#2.38-40 Los cuatro metales de la estatua, lo mismo que los monstruos de Dn 7.3-7, representan cuatro grandes imperios. El primero de ellos se identifica expresamente con el imperio neobabilónico de Nabucodonosor y sus sucesores (véase Jer 1.14-15 n.). La identificación de los tres restantes no es del todo segura, pero muchos intérpretes coinciden en afirmar que el segundo imperio es el de los medos, el tercero el de los persas y el cuarto el gran imperio griego fundado por Alejandro Magno, rey de Macedonia (cf. Dn 8.20). Véanse Is 41.2 n.; Jer 51.11 n. y la Tabla cronológica.
41»Su Majestad vio también que una parte de los pies y de los dedos era de barro, y la otra, de hierro; esto quiere decir que será un reino dividido,#2.41 Un reino dividido: Después de la muerte de Alejandro Magno, sus generales se repartieron entre ellos el imperio que él había fundado. A raíz de esta división, el territorio de Palestina fue escenario de constantes luchas entre la dinastía de los lágidas, que reinaba en Egipto, y la de los seléucidas, que tenía su capital en Antioquía de Siria. Véase Índice de mapas. aunque con algo de la fortaleza del hierro, pues Su Majestad vio que el hierro estaba mezclado con el barro. 42Los dedos de los pies eran en parte de hierro y en parte de barro, y eso significa que el reino será fuerte y débil al mismo tiempo. 43Y así como Su Majestad vio el hierro mezclado con el barro, así los gobernantes de este reino se unirán por medio de alianzas matrimoniales; pero no podrán formar un solo cuerpo entre sí, como tampoco puede el hierro mezclarse con el barro.#2.43 Este v. alude a las alianzas matrimoniales entre las dinastías reinantes en Siria y Egipto, que, sin embargo, no lograron unir a las dos grandes familias, así como no se pegan el hierro y el barro. Cf. Dn 11.6. 44Durante el gobierno de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni dominado por ninguna otra nación, sino que acabará por completo con todos los demás reinos, y durará para siempre. 45Eso es lo que significa la piedra que Su Majestad vio desprenderse del monte, sin que nadie la hubiera empujado; piedra que convirtió en polvo el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro.#2.45 La pulverización de los elementos que formaban la estatua pone de relieve el carácter transitorio del mundo presente. Esta idea, fundamental en los escritos apocalípticos, aparecerá también en el NT. Cf. 1 Co 7.29-31; 1 P 4.7; 2 P 3.10. El gran Dios ha revelado a Su Majestad lo que va a pasar en el futuro. El sueño es verdadero, y su interpretación, cierta.»
46Entonces el rey Nabucodonosor se puso de rodillas delante de Daniel, inclinó la cabeza hasta el suelo y mandó que le ofrecieran sacrificios e incienso. 47Después le dijo a Daniel:
—Verdaderamente el Dios de ustedes es el más grande de todos los dioses; es el Señor de los reyes y el que revela los misterios, pues tú has podido descubrir este misterio.#2.47 La confesión de fe de este rey pagano anticipa lo que habrá de suceder al fin de los tiempos, cuando todos los pueblos de la tierra sirvan y obedezcan al único Dios (cf. Dn 7.27).
48Luego el rey puso a Daniel en un alto puesto y le hizo muchos y espléndidos regalos; además lo nombró gobernador de la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de aquella nación.
49A petición de Daniel, el rey puso a Sadrac, Mesac y Abed-negó en importantes cargos de la administración de la provincia de Babilonia. Daniel mismo se quedó en la corte del rey.
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.