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Isaías 40

40
II. SEGUNDA PARTE: LA CONSOLACIÓN DE ISRAEL
(40—55)
El Señor consuela a Jerusalén
1El Dios de ustedes dice:
«Consuelen,#40.1 Consuelen: En este imperativo, que se repite para aumentar su fuerza expresiva, se resume el mensaje que va a ser proclamado en los caps. siguientes (Is 40—55) y cuyos destinatarios inmediatos eran los deportados a Babilonia (cf. Sal 137.1-6). Esta promesa de restauración es la respuesta del Señor a su pueblo, que en tiempos del exilio se quejaba amargamente de no encontrar ningún consuelo (Lm 1.9,16,21; Ez 37.11). consuelen a mi pueblo;
2hablen con cariño#40.2 Hablen con cariño: Lit. hablen al corazón. En el presente contexto, la expresión significa probablemente convencer o persuadir, empleando el lenguaje del amor y la amistad. Cf. Os 2.14(16). a Jerusalén#40.2 El nombre de Jerusalén, lo mismo que el de Sión, se emplea aquí y en otros pasajes para designar a todo el pueblo de Judá, especialmente a los exiliados. Cf. Is 40.9; 49.14; 51.16; 52.2,7.
y díganle que su esclavitud#40.2 La palabra hebrea traducida por esclavitud significa propiamente ejército o servicio militar, pero aquí se refiere más bien a un período de tiempo particularmente duro y lleno de privaciones. Cf. Job 7.1; 14.14. ha terminado,
que ya ha pagado por sus faltas,
que ya ha recibido de mi mano
el doble del castigo#40.2 El doble del castigo: Cf. Jer 16.18; Ap 18.6. por todos sus pecados.»#40.2 Ya ha pagado... sus pecados: En esto consiste la novedad del mensaje anunciado en Is 40—55. Los profetas anteriores al exilio habían proclamado que Israel estaba bajo el juicio de Dios y que debía recibir el justo castigo por sus pecados (cf., por ej., Is 5.1-7; Jer 17.1-4; Os 4.1-3; Am 2.6-16). Aquí, en cambio, se anuncia que la deportación a Babilonia ha sido un castigo más que suficiente y que ahora ha comenzado el tiempo del perdón y la restauración. Cf. Is 43.25; 46.13.
3Una voz grita:#40.3 Una voz grita: La palabra de Dios no llega al profeta directamente, sino a través de la voz de unos personajes misteriosos, cuya identidad no se puede determinar con absoluta certeza. Algunos intérpretes piensan que se trata de voces provenientes de ángeles o mensajeros celestiales que han estado presentes en el consejo divino (véase Jer 23.18 n.) y por eso pueden comunicar al profeta el mensaje que debe transmitir en nombre del Señor (cf. 1 R 22.19-23; Job 1.6; 2.1; Is 6.2). Otros consideran que se trata de un recurso literario para destacar la trascendencia del Señor, última fuente de la que procede este mensaje de salvación. Lo importante es, en todo caso, percibir el movimiento de la palabra de Dios, que va pasando de boca en boca hasta llegar a sus destinatarios (cf. Sal 19.1-4[2-5]).
«Preparen al Señor un camino en el desierto,#40.3 Una voz... en el desierto: La versión griega (LXX) cambió la puntuación de esta frase, y es así como se cita en el NT. Cf. Mt 3.3; Mc 1.3; Lc 3.4; Jn 1.23.
tracen para nuestro Dios
una calzada recta en la región estéril.
4Rellenen todas las cañadas,
allanen los cerros y las colinas,
conviertan la región quebrada y montañosa
en llanura completamente lisa.
5Entonces mostrará el Señor su gloria,
y todos los hombres juntos la verán.#40.5 La gloria del Señor, en sentido bíblico, es la manifestación luminosa del poder, la grandeza y la santidad de Dios para salvar a su pueblo (cf. Ex 33.18-23; Sal 19.1[2]; Is 6.3; Ez 1.28; 10.4; véase Jn 1.14 nota). La liberación de los deportados a Babilonia hará que esa gloria divina se manifieste a la vista de todas las naciones. Cf. Is 42.8, y véase Jer 2.11 n.
El Señor mismo lo ha dicho.»#40.3-5 Cf. Bar 5.7; Lc 3.4-6.
6Una voz dice:#40.6 Una voz dice: Véase Is 40.3 nota. «Grita»,
y yo pregunto: «¿Qué debo gritar?»
«Que todo hombre es como hierba,#40.6 Cf. Sal 103.15-16.
¡tan firme como una flor del campo!
7La hierba se seca y la flor se marchita#40.7 Cf. Job 14.2.
cuando el soplo del Señor#40.7 El soplo del Señor: es decir, el viento, especialmente el viento caluroso que viene del desierto y marchita la vegetación. pasa sobre ellas.
Ciertamente la gente es como hierba.
8La hierba se seca y la flor se marchita,
pero la palabra de nuestro Dios
permanece firme para siempre.»#40.6-8 Cf. Is 55.10-11; Stg 1.10-11; 1 P 1.24-25.
9Súbete, Sión,#40.9 Sión: Véase Sal 2.6 n. a la cumbre de un monte,
levanta con fuerza tu voz
para anunciar una buena noticia.
Levanta sin miedo la voz, Jerusalén,#40.9 Jerusalén debe ser el heraldo o mensajero del Señor que anuncia la buena noticia a todas las ciudades de Judá.
y anuncia a las ciudades de Judá:
«¡Aquí está el Dios de ustedes!»#40.9 Cf. Is 58.9; 65.1.
10Llega ya el Señor con poder,
sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo.
Trae a su pueblo
después de haberlo rescatado.#40.10 Aquí se describe al Señor como un guerrero victorioso que rescata a su pueblo de sus enemigos (Is 62.11) y lo trae del exilio. Véase Is 63.1-6 n.
11Viene como un pastor#40.11 Como un pastor: Véanse las referencias en Sal 23.1 n. que cuida su rebaño;
levanta los corderos en sus brazos,
los lleva junto al pecho
y atiende con cuidado a las recién paridas.
Grandeza del Dios de Israel#40.12-31 Esta sección contiene la respuesta a los israelitas que habían caído en la desesperanza, porque pensaban que su Dios los había abandonado (cf. v. 27). Las ideas predominantes son el poder y la sabiduría del Señor (cf. v. 14), su incomparable majestad (v. 18) y su inquebrantable decisión de acudir en auxilio de los que confían en él (v. 31).
12¿Quién ha medido el océano con la palma de la mano,
o calculado con los dedos la extensión del cielo?
¿Quién ha puesto en una medida
todo el polvo de la tierra,
o ha pesado en balanza
las colinas y montañas?#40.12 Cf. Job 38.4-11; Pr 8.29.
13¿Quién ha corregido al Señor
o quién le ha dado instrucciones?#40.13 Cf. Eclo 42.21; Ro 11.34; 1 Co 2.16.
14¿Quién le dio consejos y entendimiento?
¿Quién le enseñó a juzgar con rectitud?
¿Quién lo instruyó en la ciencia?
¿Quién le dio lecciones de sabiduría?
15Para él las naciones son como una gota de agua,
como un grano de polvo en la balanza;
los países del mar valen lo que un grano de arena.#40.15 Cf. Sab 11.22. Véase Is 40.26 n.
16En todo el Líbano no hay animales suficientes
para ofrecerle un holocausto,
ni leña suficiente para el fuego.#40.16 Alusión a los famosos cedros del Líbano y a la abundante fauna que poblaba sus bosques. Cf. Is 60.13, y véase Jer 22.6 nota.
17Todas las naciones no son nada en su presencia;
para él no tienen absolutamente ningún valor.
18¿Con quién van ustedes a comparar a Dios?
¿Con qué imagen van a representarlo?
19Un escultor funde una estatua,
y un joyero la recubre de oro
y le hace cadenas de plata.#40.18-19 Cf. Hch 17.29.
20El que fabrica una estatua
escoge madera que no se pudra,
y busca un hábil artesano
que la afirme, para que no se caiga.#40.18-20 Cf. Is 41.6-7; 44.9-20; Jer 10.1-16; Sab 13.10—14.21; Bar 6.7-72.
21¿Acaso no lo sabían ustedes?
¿No lo habían oído decir?
¿No se lo contaron desde el principio?
¿No lo han comprendido desde la creación del mundo?
22Dios tiene su trono sobre la bóveda que cubre la tierra,
y ve a los hombres como si fueran saltamontes.
Él extiende el cielo como un toldo,
lo despliega como una tienda de campaña.#40.22 Sobre este concepto, véanse Is 42.5 nota; 48.13 nota.
23Él convierte en nada a los grandes hombres
y hace desaparecer a los jefes de la tierra.
24Son como plantas tiernas, recién plantadas,
que apenas han echado raíces en la tierra.
Si Dios sopla sobre ellos, se marchitan,
y el huracán se los lleva como a paja.
25El Dios Santo pregunta:
«¿Con quién me van a comparar ustedes?
¿Quién puede ser igual a mí?»
26Levanten los ojos al cielo y miren:
¿Quién creó#40.26 Creó:: heb. bará (véase Gn 1.1 nota). La fe en el poder creador de Dios ofrece un sólido punto de apoyo al mensaje de salvación anunciado en Is 40—55. Si el Señor es el único creador del universo, todo cuanto existe está sometido a su dominio. Por tanto, ninguna fuerza humana es capaz de impedir que él lleve a buen término sus designios de salvación. Cf. Is 40.28; 43.13; 45.7; 51.6; 52.10. todo eso?
El que los distribuye uno por uno
y a todos llama por su nombre.
Tan grande es su poder y su fuerza
que ninguno de ellos falta.
27Israel, pueblo de Jacob,
¿por qué te quejas? ¿Por qué dices:
«El Señor no se da cuenta de mi situación;
Dios no se interesa por mí»?
28¿Acaso no lo sabes? ¿No lo has oído?
El Señor, el Dios eterno,
el creador del mundo entero,
no se fatiga ni se cansa;
su inteligencia es infinita.
29Él da fuerzas al cansado,
y al débil le aumenta su vigor.
30Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse,
hasta los más fuertes llegan a caer,
31pero los que confían#40.31 Los que confían: Cf. Sal 25.3; 33.20-21; Is 49.23. en el Señor
tendrán siempre nuevas fuerzas
y podrán volar como las águilas;
podrán correr sin cansarse
y caminar sin fatigarse.#40.31 Como las águilas: Cf. Sal 103.5.

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Isaías 40: DHH94I

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