Malaquías 1
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I. INTRODUCCIÓN
(1.1)
1Este es el mensaje que el Señor comunicó al pueblo de Israel por medio del profeta Malaquías.#1.1 El nombre heb. Malaquías significa mi mensajero (cf. 3.1). Sobre el encabezamiento de los libros proféticos véase Is 1.1 nota.
II. EL AMOR DEL SEÑOR A ISRAEL
(1.2-5)
2El Señor dice: «Yo los amo a ustedes.» Pero ustedes responden: «¿Cómo sabemos que nos amas?» El Señor contesta: «Yo los amo por la misma razón que, siendo hermanos Esaú y Jacob, amé a Jacob 3y aborrecí a Esaú.#1.3 Esaú, llamado también Edom, era el antepasado de los edomitas (Gn 25.29-30), proverbiales enemigos de Israel (cf. Gn 25.22-26; 27; 32.4-21; Nm 20.14-21; Abd 10-14; Ro 9.11-13; véase también Abd 1 n.). Y el país de Esaú, que era montañoso, lo convertí en un desierto, y sus propiedades en tierra solo buena para los animales salvajes.»
4Si los edomitas, descendientes de Esaú, dijeran: «Hemos sido destruidos, pero reconstruiremos nuestra nación», el Señor todopoderoso respondería: «Ellos reconstruirán, pero yo los destruiré otra vez. Su país será llamado “País de maldad” y “Nación del eterno enojo del Señor”.»#1.4 Cf. Is 34.5-17; 63.1-6; Jer 49.7-22; Ez 25.12-14; 35.1-15; Am 1.11-12; Abd 1-14. 5Ustedes lo verán con sus propios ojos, y dirán: «¡El Señor es tan grande que sobrepasa las fronteras de Israel!»#1.2-5 Los mensajes que se presentan en este libro tienen una estructura literaria uniforme: el profeta plantea el tema que quiere debatir con el pueblo y este responde con dudas y objeciones; luego el profeta responde a la objeción, mostrando que era verdad lo que había dicho al comienzo. Se trata de una forma literaria inspirada en los debates jurídicos de los tribunales. Véase Introducción.
III. ACUSACIONES Y AMENAZAS CONTRA LOS SACERDOTES QUE NO OFRECEN LOS SACRIFICIOS EN LA FORMA CORRECTA
(1.6—2.9)
6El Señor todopoderoso dice a los sacerdotes: «Los hijos honran a sus padres, y los criados respetan a sus amos. Pues si yo soy el Padre de ustedes, ¿por qué ustedes no me honran? Si soy su Amo, ¿por qué no me respetan? Ustedes me desprecian, y dicen todavía: “¿En qué te hemos despreciado?” 7Ustedes traen a mi altar pan indigno, y preguntan todavía: “¿En qué te ofendemos?” Ustedes me ofenden cuando piensan que mi altar puede ser despreciado 8y que no hay nada malo en ofrecerme animales ciegos, cojos o enfermos.»#1.8 Ofrecerme animales ciegos y enfermos: Lv 22.18-25; Dt 15.21. ¡Vayan, pues, y llévenselos a sus gobernantes! ¡Vean si ellos les aceptan con gusto el regalo! 9Pídanle ustedes a Dios que nos tenga compasión. Pero si le hacen esa clase de ofrendas, no esperen que Dios los acepte a ustedes con gusto. El Señor todopoderoso dice: 10«¡Ojalá alguno de ustedes cerrara las puertas del templo, para que no volvieran a encender en vano el fuego de mi altar! Porque no estoy contento con ustedes ni voy a seguir aceptando sus ofrendas.#1.10 Porque no estoy... aceptando sus ofrendas: Cf. Is 1.11-13; Am 5.21-24. 11En todas las naciones del mundo se me honra; en todas partes queman incienso en mi honor y me hacen ofrendas dignas.#1.11 En el ardor de su controversia con los sacerdotes, el profeta manifiesta su reprobación del culto que ellos realizan en el templo de Jerusalén. Posiblemente el profeta vislumbraba, asimismo, la era mesiánica, en la que también los extranjeros participarían en el culto al Señor (cf. Is 56.6-7). Aquí se anuncia la renovación total del culto a Dios, luego del rechazo de los sacrificios ofrecidos por los sacerdotes (vv. 7-10). 12En cambio, ustedes me ofenden, pues piensan que mi altar, que es mi mesa, puede ser despreciado, y que es despreciable la comida que hay en él.#1.12 Y que es despreciable la comida que hay en él: sentido probable; heb. oscuro. 13Ustedes dicen: “¡Ya estamos cansados de todo esto!” Y me desprecian.#1.13 Y me desprecian: El heb. dice lo desprecian, porque podría parecer una falta de reverencia aplicar a Dios el verbo despreciar. Y todavía suponen que voy a alegrarme cuando vienen a ofrecerme un animal robado, o una res coja o enferma. 14¡Maldito sea el tramposo que me promete un animal sano de su rebaño y luego me sacrifica uno que tiene defecto! Yo soy el gran Rey, y soy temido entre las naciones.» Esto dice el Señor todopoderoso.
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Malaquías 1: DHH94I
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.