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Salmos 18:25-50

Salmos 18:25-50 DHH94I

25 (26) Tú, Señor, eres fiel con el que es fiel, irreprochable con el que es irreprochable, 26 (27) sincero con el que es sincero, pero sagaz con el que es astuto. 27 (28) Tú salvas a los humildes, pero humillas a los orgullosos. 28 (29) Tú, Señor, me das luz; tú, Dios mío, alumbras mi oscuridad. 29 (30) Con tu ayuda atacaré al enemigo, y sobre el muro de sus ciudades pasaré. 30 (31) El camino de Dios es perfecto; la promesa del Señor es digna de confianza; ¡Dios protege a cuantos en él confían! 31 (32) ¿Quién es Dios, fuera del Señor? ¿Qué otro dios hay que pueda protegernos? 32 (33) Dios es quien me da fuerzas, quien hace intachable mi conducta, 33 (34) quien me da pies ligeros, como de ciervo, quien me hace estar firme en las alturas, 34 (35) quien me entrena para la batalla, quien me da fuerzas para tensar arcos de bronce. 35 (36) Tú me proteges y me salvas, me sostienes con tu mano derecha; tu bondad me ha hecho prosperar. 36 (37) Has hecho fácil mi camino, y mis pies no han resbalado. 37 (38) Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y sólo volví después de destruirlos. 38 (39) Los hice pedazos. Ya no se levantaron. ¡Cayeron debajo de mis pies! 39 (40) Tú me diste fuerza en la batalla; hiciste que los rebeldes se inclinaran ante mí, 40 (41) y que delante de mí huyeran mis enemigos. Así pude destruir a los que me odiaban. 41 (42) Pedían ayuda, y nadie los ayudó; llamaban al Señor, y no les contestó. 42 (43) ¡Los deshice como a polvo que se lleva el viento! ¡Los pisoteé como a barro de las calles! 43 (44) Me libraste de un pueblo rebelde, me hiciste jefe de naciones y me sirve gente que yo no conocía. 44 (45) En cuanto me oyen, me obedecen; gente extranjera me halaga, 45 (46) gente extranjera se acobarda y sale temblando de sus refugios. 46 (47) ¡Viva el Señor! ¡Bendito sea mi protector! ¡Sea enaltecido Dios mi salvador! 47 (48) Él es el Dios que me ha vengado y que me ha sometido los pueblos. 48 (49) Él me salva de la furia de mis enemigos, de los rebeldes que se alzaron contra mí. ¡Tú, Señor, me salvas de los hombres violentos! 49 (50) Por eso te alabo entre las naciones y canto himnos a tu nombre. 50 (51) Concedes grandes victorias al rey que has escogido; siempre tratas con amor a David y a su descendencia.