Salmos 84
84
SALMO 84 (83)
Anhelo por la casa de Dios#Salmo 84 Canto de un peregrino, que expresa la alegría de encontrarse finalmente en los atrios del templo de Jerusalén. Cf. Sal 42-43; 61; 63.
1 (1) Del maestro de coro, con la cítara de Gat.#84.0(1) Gat: Véase Sal 8.0(1) n. De los hijos de Coré. Salmo.
1 1 (2) ¡Cuán hermoso es tu santuario,
Señor todopoderoso!
2 2 (3) ¡Con qué ansia y fervor
deseo estar en los atrios de tu templo!
¡Con todo el corazón
canto alegre al Dios de la vida!#84.2(3) Sal 27.4; 42.1-2(2-3); 61.4(5); 63.1(2).
3 3 (4) Aun el gorrión y la golondrina
hallan lugar en tus altares
donde hacerles nido a sus polluelos,
oh Señor todopoderoso,
Rey mío y Dios mío.
4 4 (5) ¡Felices los que viven en tu templo
y te alaban sin cesar!
5 5 (6) ¡Felices los que en ti encuentran ayuda,
los que desean peregrinar hasta tu monte!#84.5(6) Los que desean peregrinar hasta tu monte: Lit. las calzadas (están) en su corazón. Se trata, indudablemente, de las calzadas o de los caminos que debían recorrer los peregrinos cuando subían a Jerusalén.
6 6 (7) Cuando pasen por el valle de las Lágrimas#84.6(7) Valle de las Lágrimas: según algunos mss. hebreos y versiones antiguas. Heb. valle de los Bálsamos, lo que apuntaría a un lugar cercano a Jerusalén, plantado con ese tipo de árboles (cf. 2 S 5.23).
lo convertirán en manantial,
y aun la lluvia lo llenará de bendiciones;
7 7 (8) irán sus fuerzas en aumento,
y en Sión verán al Dios supremo.
8 8 (9) Señor, Dios todopoderoso,
Dios de Jacob,
¡escucha mi oración!
9 9 (10) Mira, oh Dios, con buenos ojos
a aquel que es nuestro escudo,
a quien tú has escogido como rey.
10 10 (11) ¡Más vale estar un día en tus atrios,
que mil fuera de ellos!
Prefiero ser portero del templo de mi Dios,
que vivir en lugares de maldad.
11 11 (12) Porque Dios el Señor nos alumbra y nos protege;
el Señor ama y honra a los que viven sin tacha,
y nada bueno les niega.
12 12 (13) Señor todopoderoso,
¡felices los que en ti confían!
Actualmente seleccionado:
Salmos 84: DHH94I
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.