Isaías 1:10-20
Isaías 1:10-20 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
¡Oigan la palabra del SEÑOR, gobernantes de Sodoma! ¡Escuchen la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! «¿De qué me sirven sus muchos sacrificios?», dice el SEÑOR. «Harto estoy de holocaustos de carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace. ¿Por qué vienen a presentarse ante mí? ¿Quién les mandó traer animales para que pisotearan mis atrios? No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto sus asambleas que me ofenden! Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades; se me han vuelto una carga que estoy cansado de soportar. Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las escucharé. »¡Tienen las manos llenas de sangre! »¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal! ¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y restituyan al oprimido! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!». «Vengan, pongamos las cosas en claro», dice el SEÑOR. «Aunque sus pecados sean como escarlata, quedarán blancos como la nieve. Aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como la lana. ¿Están ustedes dispuestos a obedecer? ¡Comerán lo bueno de la tierra! ¿Se niegan y se rebelan? ¡Serán devorados por la espada!». El SEÑOR mismo lo ha dicho.
Isaías 1:10-20 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
El profeta Isaías les dijo a los jefes de Israel: «Ustedes, que son tan malos como fueron los jefes de Sodoma y los habitantes de Gomorra, ¡escúchenme bien! ¡Atiendan a lo que Dios les dice! »Dios les advierte: “¿Por qué me traen tantos animales para presentarlos en mi altar? ¡Ya estoy harto de esas ofrendas; me da asco ver tanta sangre de toros, carneros y cabritos! ”Yo nunca les he pedido que me traigan esos animales cuando vienen a adorarme; solo vienen para ensuciar mi templo y burlarse de mí. ¡Váyanse de mi templo! ”¡Para mí, esas ofrendas no tienen ningún valor! ¡Ya no quiero que las traigan! Y no me ofrezcan incienso porque ya no lo soporto. Tampoco soporto sus fiestas de sábado y luna nueva, ni reuniones de gente malvada. Me resultan tan molestas que ya no las aguanto. ”Ustedes oran mucho, y al orar levantan las manos, pero yo no los veo ni los escucho. ¡Han matado a tanta gente que las manos que levantan están manchadas de sangre! ¡Dejen ya de pecar! ¡No quiero ver su maldad! ¡Dejen ya de hacer lo malo y aprendan a hacer lo bueno! Ayuden al maltratado, traten con justicia al huérfano y defiendan a la viuda. ”Vengan ya, vamos a discutir en serio, a ver si nos ponemos de acuerdo. Si ustedes me obedecen, yo los perdonaré. Sus pecados los han manchado como con tinta roja; pero yo los limpiaré. ¡Los dejaré blancos como la nieve! ”Entonces comerán de lo mejor de la tierra; pero si siguen siendo rebeldes, morirán en el campo de batalla. Les juro que así será”».
Isaías 1:10-20 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Príncipes de Sodoma, ¡oigan la palabra del Señor! Pueblo de Gomorra, ¡escuchen la enseñanza de nuestro Dios! El Señor dice: «¿Para qué me sirven sus muchos sacrificios? Estoy harto de holocaustos de carneros y de la grasa de animales gordos; no me agrada la sangre de bueyes, ni de ovejas y machos cabríos. »Cuando ustedes vienen a presentarse ante mí, ¿quién les pide que traigan esto, o que pisoteen mis atrios? No me traigan más ofrendas inútiles. El incienso me repugna; no soporto la luna nueva ni el día de reposo, ni las reuniones que convocan; sus fiestas solemnes son inicuas. Mi alma aborrece sus lunas nuevas y sus fiestas solemnes; ¡son para mí una carga insoportable! Cuando ustedes tiendan las manos hacia mí, yo apartaré de ustedes mis ojos. Y cuando multipliquen sus oraciones, no las oiré, pues tienen ustedes las manos llenas de sangre. ¡Lávense! ¡Límpiense! ¡Aparten de mi vista sus malas acciones! ¡Dejen de hacer lo malo y aprendan a hacer lo bueno! ¡Busquen la justicia! ¡Reprendan a los opresores! ¡Hagan justicia a los huérfanos y defiendan los derechos de las viudas!» El Señor dice: «Vengan ahora, y pongamos las cosas en claro. Si sus pecados son como la grana, se pondrán blancos como la nieve. Si son rojos como el carmesí, se pondrán blancos como la lana. Si ustedes quieren y me hacen caso, comerán de lo mejor de la tierra; pero si no quieren y son rebeldes, serán consumidos por la espada.» Sí, la boca del Señor lo ha dicho.
Isaías 1:10-20 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Jefes de Sodoma, escuchen la palabra del Señor; pueblo de Gomorra, oye atentamente lo que nuestro Dios te va a enseñar. El Señor dice: «¿Para qué me traen tantos sacrificios? Ya estoy harto de sus holocaustos de carneros y de la grasa de los terneros; me repugna la sangre de los toros, carneros y cabritos. Ustedes vienen a presentarse ante mí, pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios? No me traigan más ofrendas sin valor; no soporto el humo de ellas. Ustedes llaman al pueblo a celebrar la luna nueva y el sábado, pero yo no soporto las fiestas de gente que practica el mal. Aborrezco sus fiestas de luna nueva y sus reuniones; ¡se me han vuelto tan molestas que ya no las aguanto! Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hacen muchas oraciones, yo no las escucho. Tienen las manos manchadas de sangre. ¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus maldades! ¡Dejen de hacer el mal! ¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!» El Señor dice: «Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana. Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra; pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.» El Señor mismo lo ha dicho.
Isaías 1:10-20 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.
Isaías 1:10-20 La Biblia de las Américas (LBLA)
¶Oíd la palabra del SEÑOR, gobernantes de Sodoma; escuchad la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: ¿Qué es para mí la abundancia de vuestros sacrificios? —dice el SEÑOR. Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de ganado cebado; y la sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace. Cuando venís a presentaros delante de mí, ¿quién demanda esto de vosotros, de que pisoteéis mis atrios? No traigáis más vuestras vanas ofrendas, el incienso me es abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne! Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma; se han vuelto una carga para mí, estoy cansado de soportarlas. Y cuando extendáis vuestras manos, esconderé mis ojos de vosotros; sí, aunque multipliquéis las oraciones, no escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre. ¶Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda. ¶Venid ahora, y razonemos —dice el SEÑOR— aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán. Si queréis y obedecéis, comeréis lo mejor de la tierra; pero si rehusáis y os rebeláis, por la espada seréis devorados. Ciertamente, la boca del SEÑOR ha hablado.
Isaías 1:10-20 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Escuchen al SEÑOR, líderes de «Sodoma». Escuchen la ley de nuestro Dios, pueblo de «Gomorra». «¿Qué les hace pensar que yo deseo sus sacrificios? —dice el SEÑOR—. Estoy harto de sus ofrendas quemadas de carneros y de la grasa del ganado engordado. No me agrada la sangre de los toros ni de los corderos ni de las cabras. Cuando vienen a adorarme, ¿quién les pidió que desfilaran por mis atrios con toda esa ceremonia? Dejen de traerme sus regalos sin sentido. ¡El incienso de sus ofrendas me da asco! En cuanto a sus celebraciones de luna nueva, del día de descanso y de sus días especiales de ayuno, todos son pecaminosos y falsos. ¡No quiero más de sus piadosas reuniones! Odio sus celebraciones de luna nueva y sus festivales anuales; son una carga para mí. ¡No los soporto! Cuando levanten las manos para orar, no miraré; aunque hagan muchas oraciones, no escucharé, porque tienen las manos cubiertas con la sangre de víctimas inocentes. ¡Lávense y queden limpios! Quiten sus pecados de mi vista. Abandonen sus caminos malvados. Aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia y ayuden a los oprimidos. Defiendan la causa de los huérfanos y luchen por los derechos de las viudas. »Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el SEÑOR—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana. Si tan solo me obedecen, tendrán comida en abundancia. Pero si se apartan y se niegan a escuchar, la espada de sus enemigos los devorará. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».