S. Mateo 12:15-21
S. Mateo 12:15-21 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Consciente de esto, Jesús se retiró de aquel lugar. Muchos lo siguieron y él sanó a todos los enfermos, pero les ordenó que no dijeran quién era él. Esto fue para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Este es mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien me deleito; sobre él pondré mi Espíritu y proclamará justicia a las naciones. No disputará ni gritará; nadie oirá su voz en las calles. No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga triunfar la justicia. Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza».
S. Mateo 12:15-21 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Al enterarse Jesús de lo que planeaban los fariseos, se fue de allí, y mucha gente lo siguió. Jesús sanó a todos los que estaban enfermos y les ordenó que no contaran a nadie nada acerca de él. Así se cumplió lo que Dios había dicho por medio del profeta Isaías: «¡Miren a mi elegido, al que he llamado a mi servicio! Yo lo amo mucho, y él me llena de alegría. Yo pondré en él mi Espíritu, y él anunciará mi justicia entre las naciones. No discutirá con nadie, ni gritará. ¡Nadie escuchará su voz en las calles! No les causará más daño a los que estén heridos, ni acabará de matar a los que estén agonizando. Al contrario, fortalecerá a los débiles y hará triunfar la justicia. ¡Todas las personas del mundo confiarán en él!»
S. Mateo 12:15-21 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Cuando Jesús supo esto, se alejó de allí. Pero mucha gente lo siguió, y él los sanó a todos, aunque les encargaba con firmeza que no lo descubrieran, para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Este es mi siervo, a quien he escogido; mi Amado, en quien se complace mi alma. Pondré mi Espíritu sobre él, y a las naciones anunciará juicio. No disputará, ni gritará, ni nadie oirá su voz en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia. En su nombre esperarán las naciones.»
S. Mateo 12:15-21 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Jesús, al saberlo, se fue de allí, y mucha gente lo siguió. Jesús sanaba a todos los enfermos, y les ordenaba que no hablaran de él en público. Esto fue para que se cumpliera lo que anunció el profeta Isaías, cuando dijo: «Aquí está mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien me deleito. Pondré sobre él mi Espíritu, y proclamará justicia a las naciones. No protestará ni gritará; nadie oirá su voz en las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas humea, hasta que haga triunfar la justicia. Y las naciones pondrán su esperanza en él.»
S. Mateo 12:15-21 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos, y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá en las calles su voz. La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque a victoria el juicio. Y en su nombre esperarán los gentiles.
S. Mateo 12:15-21 La Biblia de las Américas (LBLA)
Mas Jesús, sabiéndolo, se retiró de allí. Y muchos le siguieron, y los sanó a todos. Y les advirtió que no revelaran quién era Él; para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo: MIRAD, MI SIERVO, A QUIEN HE ESCOGIDO; MI AMADO EN QUIEN SE AGRADA MI ALMA; SOBRE EL PONDRé MI ESPíRITU, Y A LAS NACIONES PROCLAMARA JUSTICIA. NO CONTENDERá, NI GRITARA, NI HABRá QUIEN EN LAS CALLES OIGA SU VOZ. NO QUEBRARA LA CAÑA CASCADA, NI APAGARA LA MECHA QUE HUMEA, HASTA QUE LLEVE A LA VICTORIA LA JUSTICIA. Y EN SU NOMBRE PONDRáN LAS NACIONES SU ESPERANZA.
S. Mateo 12:15-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Pero Jesús sabía lo que ellos tenían en mente. Entonces salió de esa región, y mucha gente lo siguió. Sanó a todos los enfermos de esa multitud, pero les advirtió que no revelaran quién era él. Con eso se cumplió la profecía de Isaías acerca de él: «Miren a mi Siervo, al que he elegido. Él es mi Amado, quien me complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y proclamará justicia a las naciones. No peleará ni gritará, ni levantará su voz en público. No aplastará la caña más débil ni apagará una vela que titila. Al final, hará que la justicia salga victoriosa. Y su nombre será la esperanza de todo el mundo».