Salmos 79:1-8
Salmos 79:1-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia; han profanado tu santo Templo, han dejado en ruinas a Jerusalén. Han entregado los cadáveres de tus siervos como alimento de las aves del cielo; han destinado los cuerpos de tus fieles para comida de los animales salvajes. Por toda Jerusalén han derramado su sangre, como si derramaran agua, y no hay quien entierre a los muertos. Hemos quedado en ridículo ante nuestros vecinos; somos la burla y el escarnio de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Arderá tu celo como el fuego? ¡Descarga tu ira sobre las naciones que no te reconocen, sobre los reinos que no invocan tu nombre! Porque a Jacob se lo han devorado y al país lo han dejado en ruinas. No tomes en cuenta los pecados de nuestros antepasados; ¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos!
Salmos 79:1-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
1 (1b) Dios nuestro, naciones enemigas nos han invadido, han entrado en tu santo templo y han dejado en ruinas a Jerusalén. Mataron a tus fieles servidores, y echaron sus cadáveres al campo para que los devoren los buitres y las bestias salvajes. Por toda Jerusalén derramaron la sangre de los muertos, y a los muertos nadie los entierra. Los pueblos vecinos se burlan de nosotros; ¡somos el blanco de sus burlas! Dios nuestro, ¿cuánto más tendremos que esperar? ¿Vas a estar siempre enojado y ardiendo de enojo, como el fuego? ¡Enójate entonces con las naciones que no quieren reconocerte! ¡Enójate con los reinos que no te reconocen como Dios! A Israel lo han destruido; al país lo han dejado en ruinas. No nos tomes en cuenta los pecados del pasado; ¡muéstranos tu amor y ven pronto a nuestro encuentro, pues grande es nuestra miseria!
Salmos 79:1-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Dios mío, las naciones han venido a tu país, y han profanado tu santo templo. ¡Han dejado a Jerusalén en ruinas! Arrojaron por comida los cadáveres de tus fieles siervos a los animales salvajes y a las aves de rapiña. Alrededor de Jerusalén derramaron su sangre como agua, y no hubo nadie que les diera sepultura. Los pueblos vecinos nos ofenden; nos insultan, ¡se burlan de nosotros! ¿Hasta cuándo, Señor, vas a estar enojado? ¿Para siempre arderá tu celo como un fuego? ¡Descarga tu ira sobre la gente que no te conoce, sobre los reinos que no invocan tu nombre! ¡Son ellos los que han consumido a Jacob, los que han dejado en ruinas sus ciudades! ¡No te acuerdes de la maldad de nuestros padres! ¡Por tu bondad, ven pronto a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos!
Salmos 79:1-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo; Redujeron a Jerusalén a escombros. Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos, La carne de tus santos a las bestias de la tierra. Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, Y no hubo quien los enterrase. Somos afrentados de nuestros vecinos, Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores. ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo? Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre. Porque han consumido a Jacob, Y su morada han asolado. No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, Porque estamos muy abatidos.
Salmos 79:1-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
1 (1b) ¡Oh Dios, los paganos han invadido tu propiedad! ¡Han profanado tu santo templo y han convertido en ruinas a Jerusalén! ¡Han dejado los cadáveres de tus siervos, de los que te fueron fieles, para que sirvan de alimento a los buitres y a los animales salvajes! Como agua han derramado su sangre por toda Jerusalén, y no hay quien los entierre. Somos la burla de nuestros vecinos; el hazmerreír de cuantos nos rodean. Oh Señor, ¿hasta cuándo estarás enojado? ¿Arderá siempre tu enojo como el fuego? ¡Descarga tu furia sobre los reinos paganos que no te conocen ni te invocan! Porque ellos devoraron a Jacob y convirtieron en ruinas el país. No nos hagas pagar a nosotros por la maldad de nuestros antepasados; ¡que venga tu ternura pronto a nuestro encuentro, porque estamos abatidos!
Salmos 79:1-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Oh Dios, las naciones han invadido tu heredad; han profanado tu santo templo; han dejado a Jerusalén en ruinas. Han dado los cadáveres de tus siervos por comida a las aves del cielo, la carne de tus santos a las fieras de la tierra. Como agua han derramado su sangre alrededor de Jerusalén; y no hubo quien les diera sepultura. Hemos sido el oprobio de nuestros vecinos, escarnio y burla de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderán como fuego tus celos? Derrama tu furor sobre las naciones que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu nombre. Pues han devorado a Jacob, y han asolado su morada. ¶No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; venga pronto a nuestro encuentro tu compasión, porque estamos muy abatidos.
Salmos 79:1-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Oh Dios, naciones paganas conquistaron tu tierra, tu posesión más preciada. Profanaron tu santo templo y convirtieron a Jerusalén en un montón de ruinas. Dejaron los cadáveres de tus siervos como alimento para las aves del cielo. La carne de tus justos se ha convertido en comida para los animales salvajes. La sangre fluyó como agua por toda Jerusalén; no queda nadie para enterrar a los muertos. Nuestros vecinos se mofan de nosotros; somos objeto de desprecio y desdén de quienes nos rodean. Oh SEÑOR, ¿hasta cuándo seguirás enojado con nosotros? ¿Será para siempre? ¿Hasta cuándo arderá tu celo como el fuego? Derrama tu ira sobre las naciones que se niegan a reconocerte, sobre los reinos que no invocan tu nombre. Pues devoraron a tu pueblo, Israel, y convirtieron la tierra en un desierto desolado. ¡No nos hagas responsables por los pecados de nuestros antepasados! Que tu compasión satisfaga pronto nuestras necesidades, porque estamos al borde de la desesperación.