El impacto De Las EscriturasMuestra

La Escritura nos refina. Es imposible alcanzar el estándar de santidad de Dios sin el poder de Su gracia. En todo el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios trató de seguir las rigurosas reglas para el lavamiento y el mantenimiento de la limpieza. Es difícil imaginar qué tanto trabajo requería el permanecer limpios en esas culturas ancestrales, y qué tan inútiles a veces deben haber parecido sus esfuerzos. En verdad, debe haber sido raro ver ropa pura, blanca, sin manchas ni arrugas. Pero en el pasaje de hoy, vemos que toda esta labor y esfuerzo han sido transferidas de nosotros a Cristo. Es Jesús y Su obra por nosotros en la cruz los que pueden lograr ese tipo de perfección. Y es por medio del fluir constante de las palabras de verdad y de su gracia de parte de Dios lavando nuestros corazones, lo que nos ayuda a aprender a depender de Su obra de limpieza. Jesús nos ama tanto. La cruz lo hace evidente. Pero ese no es el final de Su obra en nuestras vidas. Así como el cuidado y el apoyo del esposo debe continuar más allá de la boda, el trabajo continuo del amor de Cristo en nuestros corazones sigue diariamente. Su Palabra revela nuestro pecado. Su Palabra nos puede mostrar lo que Él quiere que hagamos con nuestras vidas. En respuesta a Su amor, y por reverencia saludable a Él, y porque lo amo, puedo decidir hacer lo que es correcto.

Hable con Dios: Señor Jesús, muchas gracias por Tu obra por mí en la cruz, la cual lavó mi corazón de las manchas del pecado. Me comprometo a permanecer bajo el poder limpiador de Tu Palabra. Quiero presentarme a Ti sin rastros de pecado en mí. Lávame con el agua de Tu Palabra mientras me comprometo a leer la Biblia diariamente. En Tu nombre oro, amén.