Este libro está vivoMuestra

La promesa

La lluvia viene con un propósito. La nieve cae con un propósito. Nos traen mejores plantas, productos como verduras y frutas. Nos proveen vida. La promesa que leemos en Isaías, es que la Palabra que sale de la boca de Dios, no regresa sin producir el efecto para lo que fue hablada. Nunca regresa a Él vacía. Siempre cumple la orden que Él da. Cuando Dios habla, es una garantía de que va a cumplir lo que dice y hay un efecto en nuestra vida. ¡Imagínate lo que hará en tu corazón y en tu mente, si empiezas a interactuar con ella! 

¿Qué sucedería si descubriéramos la Biblia? Yo me acuerdo cuando mi papá, quien fue mi héroe, y yo, salíamos a buscar tesoros cuando yo tenía alrededor de 7 años de edad. Era uno de nuestros pasatiempos. Mi papá me decía, «Mijito, vamos a ir a buscar un tesoro». En aquel tiempo acababan de salir los detectores de metales y nos íbamos con amigos a diferentes ranchos en Zacatecas, México a buscar «tesoros». Imagínate a un niño de siete años buscando un tesoro. ¡Nunca se me olvida la emoción de cuando salíamos a descubrir tesoros! Nunca encontramos más que una herradura o una llave vieja. Cuando el detector de metales comenzaba a acelerar su sonido agudo, avisaba que habíamos encontrado algo, oía a mi papá decir en su acento norteño, « ¡Mijito, ya encontramos un tesoro, escárbale!» ¡Eso era emocionante! ¿Ahora, pregúntame que encontramos? La mayoría de las veces era solo una una corcholata. 

Lo que quiero que entiendas, es que ese sentimiento de cuando encontrábamos «un tesoro» con mi papá, no se compara al sentimiento que experimentamos, cuando vamos a la Palabra y encontramos vida. Es algo precioso lo que experimentamos cuando comenzamos a leerla y absorberla; es descubrir el tesoro de vida que nadie te puede robar. ¿Qué pasaría si descubriéramos el tesoro de la Biblia? ¿Si leyéramos la Biblia, creyéramos en ella y viviéramos la Palabra de Dios? Cosas tremendas sucederían en nuestro entorno.

Los resultados del estudio Barna, además mostraron que la gente que interactúa con la Biblia, aumenta en un 48% la oportunidad de discipular a otros, y en un 49% las probabilidades de compartir la fe. Del mismo modo, 75% de la gente que interactúa con la Biblia, comienza a memorizar la Palabra. Y la Palabra que Dios habla, no regresa a Él vacía, sino que cumple el propósito para lo que Dios la habló.