No hay regalo que no hayamos recibidoMuestra

Sobreabundados

En una ocasión visité a un hombre que estaba muriendo de cáncer en el Centro Médico de Cáncer Anderson. Él estaba en sus tempranos cincuentas y había sido un atleta olímpico. En un punto, me dijo: «Voy a decírtelo directamente. Tengo miedo de morir». 

Yo agradecí su honestidad y vulnerabilidad. Gentilmente pregunté, «¿Bob, estás listo para reunirte con Dios?» Él repuso, «Sí. He pedido el perdón de Jesús. Pero estoy preocupado de si he sido lo suficientemente bueno». 

Entonces, le expliqué, «Nadie es lo suficientemente bueno. Es por eso que necesitamos la gracia. Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados, y confiamos en Él para salvarnos. Todo es cuestión de gracia, Bob».

El evangelio, es el mensaje de la gracia. La Biblia, es el libro de la gracia. Dios, es el Dios de gracia. Jesucristo, es el todo de la gracia. Gracia, significa que Dios te ha perdonado a ti y te ha dado vida eterna. Si es eterna, entonces nunca puede terminar. Tú estás seguro y a salvo en la gracia de Dios. 

Gracia, significa que la presión ya no está. Es como el pateador en el fútbol americano, quien patea el último gol de campo. La presión ya no está en los demás. Pueden reír, danzar, y cantar. 

El escritor y consejero David Seamands, expresó en «Healing for Damaged Emotions» (Sanidad de las emociones dañadas), sus profundas convicciones sobre la gracia:

«Hace muchos años, estaba dirigiéndome hacia la conclusión, que las dos grandes causas de la mayoría de problemas emocionales entre los cristianos evangélicos, son: la falla en entender, recibir y vivir en la incondicional gracia de Dios y su perdón; y la falla de dar amor incondicional, perdón y gracia a otras personas… Leemos, oímos, creemos una buena teología de la gracia. Pero esa no es la manera en que vivimos. Las buenas noticias del evangelio de la gracia, no han penetrado el nivel de nuestras emociones». 

Dios ha sobreabundado su gracia en nosotros. Gózate en ella, disfrútala, descansa en ella. Es todo sobre la gracia. Pablo, el escritor de Efesios, fue el campeón de la gracia. Sé un campeón de la gracia en tu mundo.