Jonás - Amar al falto de amorMuestra

  

Dios no quiere que nadie perezca

Lectura: Jonás 3:4-6

DEVOCIONAL: 2 Pedro 3:9

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” - 2 Peter 3:9

Imagino a Jonás con los ojos muy abiertos, viendo cómo la gente de Nínive respondía al mensaje de Dios. Las personas en Nínive ayunaron, guardaron luto como se hace por un muerto, del primero al último. Ellos vinieron a Dios con pasión y seriedad sobre su pecado y su necesidad de misericordia y perdón. 

Debo confesar que he tenido problemas con los tiempos de Dios. He estado orando por la salvación de mi familia durante 16 años, pero no ha habido resultado. Mi padre murió hace un año y medio y, aunque tuvo oportunidad de escuchar el Evangelio, no tengo idea de si recibió a Cristo. Era el hombre más amable de la tierra y, durante un tiempo, al ver a otras personas “peores” que mi padre llegar a Cristo, mi corazón se hundía. 

Eso mismo le sucedió a Jonás. Él no pensaba que los ninivitas merecieran la oportunidad de arrepentirse. Pero somos llamados a compartir a Jesús con todo el mundo. Nos olvidamos de que nuestra labor es compartir el Evangelio (Mateo 28:19) y la del Espíritu Santo convencer de justicia y juico (Juan 16:8). Olvido, como Jonás, que mi padre, al igual que el peor de los asesinos, necesita salvación en Cristo. 

¿Luchas con compartir el Evangelio con ciertas personas? Querida amiga, todos somos pecadores y todos necesitamos a Cristo. Alabemos a Dios, quien no quiere que ninguno perezca. 

Señor, ayúdame a recordar que la salvación viene de Ti y que es mi responsabilidad hablar a otros sobre Ti y sobre el regalo de vida eterna que ofreces a todo el mundo. Amén.