Jesús: nuestra bandera de victoriaMuestra
Victoria sobre el pecado
Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios por primera vez y comieron el fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal en el Jardín del Edén, el pecado se convirtió en parte de la naturaleza de la humanidad. Desde entonces, los humanos han nacido naturalmente separados de Dios debido a ese pecado. Debido a que Él es perfecto, Dios simplemente no puede estar cerca del pecado. En el Antiguo Testamento, los israelitas debían sacrificar con frecuencia un cordero sin mancha para expiar el pecado. La ofrenda tenía que ser perfecta para cubrir la deuda del pecado: era la única forma en que una persona podía mantenerse en gracia con Dios.
A menudo se refiere a Jesús como el "Cordero de Dios", porque su sacrificio en la cruz cubrió el pecado de la humanidad. Uno de los muchos milagros de la cruz es que revirtió la maldición del pecado de Adán y Eva: así como un acto de pecado separó a toda la humanidad de Dios, el sacrificio hecho por una persona perfecta cubrió el pecado de todas las personas e hizo un camino hacia la reconciliación. Debido a que Jesús se ofreció por nosotros, tenemos la oportunidad de relacionarnos con Dios nuevamente. Cuando Dios nos mira, no ve nuestro pecado: ve la justicia de Su Hijo.
Al entrar esta Semana de Pascua, pasa algún tiempo reflejándote en el regalo increíble que Jesús nos dio cuando dio Su vida para cubrir nuestro pecado. El apóstol Pablo empieza en Romanos 6:23 diciendo, "La paga del pecado es muerte". Ėramos esencialmente muertos en nuestro estado injusto. destinados para la separación eterna de Dios. Pero Pablo continúa el versículo con la última verdad redentora: "mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor". Por Jesús la deuda de nuestro pecado ha sido pagada, y ¡podemos pasar la eternidad en la presencia de Dios!
También, como Jesus nos ha cubierto en Su justicia, somos libres del poder del pecado en nuestras vidas. No te permitas a ser esclavo a tu vieja naturaleza pecaminosa. Jesús ha ganado la victoria sobre el pecado, y ¡Él ha compartido gratuitamente esa victoria contigo! Es para que vivamos en libertad que Cristo nos libertó. ¡Camina en ella!
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Acerca de este Plan
Cuando celebramos la Pascua, celebramos el mayor triunfo de la historia. A través de la muerte y resurrección de Jesús, Él derrotó para siempre el poder del pecado y la tumba, y todos sus efectos secundarios resultantes, y hasta eligió compartir esa victoria con nosotros. Esta semana de Pascua, vamos a sumergirnos en algunas de las fortalezas que Él conquistó, reflexionando sobre la batalla que luchó por nosotros y alabarlo como nuestro Estandarte de la Victoria.
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