Marcos: El evangelio de poderMuestra

¿CUÁL ES EL MENSAJE ESENCIAL DE MARCOS?

Marcos no pretende narrar una biografía de Jesús, si bien se ocupa de destacar la hostilidad creciente contra Él, que terminó en su crucifixión y que fue sucedida por su resurrección y la promesa de su retorno. Este motivo (la esencia del Evangelio cristiano) es el que gobierna todo en este evangelio. El relato no tiene un prólogo ni una introducción. El libro comienza abruptamente y se concentra en el período crítico del ministerio de Jesús, haciendo una cuidadosa selección de los eventos que registra. Los dichos de Jesús son comparativamente pocos, y son introducidos solo con base en la idea del desarrollo creciente del conflicto. Estos dichos son más que expresiones de sus enseñanzas ya que, a modo de martillazos, golpean la nota de victoria en medio de la oposición. En este sentido, victoria y recompensa se proclaman a lo largo del evangelio.

A la luz de estos comentarios, es posible decir que el libro fue escrito para confrontar las objeciones y ataques que surgieron con motivo de la muerte de Jesús. Pero este no es el único objetivo dado que, junto con la nota central de la hostilidad en desarrollo, también se destaca la convicción de que Jesús había sido ungido por Dios para una misión especial, que encontró su expresión más clara en el título que Él mismo se otorgó al llamarse “Hijo del hombre”. De esta manera, Marcos no quiere tanto demostrar que la pretensión mesiánica de Jesús era autentica, sino más bien explicar de qué manera era verdad de cara al hecho escandaloso de que había terminado crucificado. Esto significa que el mensaje de Marcos es esencialmente teológico y que de alguna manera nos recuerda al evangelista Juan. El Ungido de Dios había venido, había sido reconocido, había ocupado su lugar a la diestra de Dios, y ahora la comunidad cristiana esperaba su próximo retorno en el que recogería a sus escogidos para participar con ellos en la gloria de su reino.

Hay otros dos intereses que pueden detectarse en Marcos, si bien son subordinados. El primero puede ser considerado como un interés geográfico. El autor arregla su material en dos períodos claramente definidos: uno en Galilea (capítulos 1-9), el otro en Jerusalén, después de pasar por Perea (10-16.8). El primero abunda en milagros y sanidades, mientras que en el segundo Jesús se concentra en sus discípulos y en enseñar sobre la tragedia y el triunfo que se avecinan. El otro punto de interés está en el intento de establecer la posición de los apóstoles como legítima y como sus verdaderos representantes en la iglesia. Así, pues, Marcos describe el llamado de ellos, presenta sus nombres y pinta un cuadro de la misión a la que Jesús los envió.