El Evangelio A Través De Los Ojos De Pedro – Marcos 7–9Muestra

  

Día 3 — Desconfianza

Texto: Marcos 8:11–13

Reflexiona:

Los fariseos le pidieron que demostrara con alguna señal milagrosa que él venía de parte de Dios.

Piensa:

Dicen que en la guerra todo se vale, y muchas veces vemos como grupos sociales se dedican a descalificarse mutuamente, tratando de demeritar la credibilidad el uno al otro, con tal de conseguir quedarse con el control o de imponer sus ideas. Se da en la política, en el trabajo, incluso dentro de la misma familia.

Esto es algo que vemos recurrentemente en el Evangelio, los escribas y fariseos que eran la clase dominante, buscan por todos los medios desprestigiar a Jesús, porque atentaba contra todo el sistema que ellos habían fortalecido por tantas décadas. Él se juntaba con pecadores, enseñaba que no se debe rechazar a los gentiles, ofrecía el perdón y la salvación a los pecadores, sin que tuvieran que hacer ofrendas y sacrificios. Imagínate la revolución que estaba causando y cuán amenazados se sentían.

Y la verdad es que muchas veces nosotros mismos actuamos como los escribas, estamos tan cómodos con ciertas actitudes, viviendo en nuestra apatía, que buscamos justificar nuestra falta de compromiso. «Oramos» a Dios pidiéndole que nos conceda algún milagro para creer que en verdad él nos escucha, como si pudiéramos negociar nuestra fe. Pero Jesús hoy nos advierte que aquel que pide una señal como prueba de fe, no recibirá ninguna.

Así que la invitación del Evangelio de hoy es a dejar de esperar milagros extraordinarios y personalizados. Mejor dediquemos tiempo a fortalecer nuestra relación con Dios, trabajemos en aumentar nuestra fe y colocar en sus manos todo cuanto tenemos y poco a poco iremos notando como se manifiesta en nuestras vidas con pequeños y grandes milagros todos los días.

Dialoga:

Señor Jesús, te pido perdón por las veces que la apatía me ha alejado de ti y me hace buscar pretextos para poner en duda tu presencia. Ayúdame a tener una fe fuerte que se adhiera a ti y que no requiera pruebas, más que tu infinito amor.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, fortalece mi fe»

Recalculando:

Voy a buscar en el entorno de mis amigos y conocidos a alguno que esté bajo una crisis de fe o confianza. Puede ser por haber perdido su trabajo o por sus estudios o su situación familiar. Voy a acompañarlo y a animarlo para que su confianza en sí mismo y su autoestima lo ayuden a sentirse útil y valorado.