Tras los pasos de JesúsMuestra

Que difícil es decir esa frase: “es mi culpa”. Y aunque veces la decimos entre dientes para nosotros mismos ¿Reconocerlo en público? Ni locos!! Pero, tarde o temprano la verdad saldrá a luz y tendremos que aceptar la realidad. 

El problema es que mientras no aceptamos nuestros errores, muchos a nuestro alrededor, pueden salir afectados. Por ejemplo: tus padres acusan a los maestros por tu bajas calificaciones; tus amigos acusan a tus padres de ser “cuadradiculados”, tus maestros acusan a tus amigos de ser mala influencia; Tu acusas a la sociedad de que no te comprende, y a tus líderes por presionarte,  y así esta lista puede seguir cada día hasta que aceptemos la responsabilidad de nuestras acciones.

Aunque pareciera increíble, el que lo reconozcas, no te traerá mas problemas, sino que será el inicio de la solución. Y esto aplica también para tu vida espiritual: cuando aceptas tu culpa recibes el perdón inmediato de Dios y no tienes que huir. 

Aunque tal vez podamos convencer a otros (con nuestra cara tierna e inocente), a Dios ¡no podemos engañarlo! El sabe y conoce cada detalle de nuestra vida, y aun así nos ama y nos invita a que nos pongamos en cuentas y en paz con El.

Entonces podremos seguirlo por completo, una entrega total de nuestra parte para vivir en la plenitud que solo Dios nos puede dar.