InconformidadMuestra

 La verdad, una palabra tan usada y dicha tan a la ligera:  -te juro que es verdad-, -yo   no fui es la verdad-, -de verdad había estudiado ¿no sé qué pasó?... y así cada uno se defiende tratando de convencer al que lo cuestiona.

 En el caso de Jesús. Él no había hecho nada malo,  pero los maestros de la ley era un criminal y querían matarlo porque los estorbaba, sus enseñanzas caragdas de amor, misericordis y verdad les incomodaba,  te imaginas la cara de espanto de Pilato cuando Jesús le pegunta “se te  ocurrió a ti esa idea o alguien te ha hablado de mi”  ¡Que valor el del maestro! ¿no crees? 

Ahora es un buen momento para cuestionarnos a nosotros mismos, mi valor              ¿dónde está? ¿he compartido con otros el mensaje de la Cruz?

 A este pasaje podríamos darle vuelta de muchas maneras, pero ahora quiero que meditemos sobre el tremendo papel que   nos toca hacer para decirle a todos que Jesús es Rey y que vino a decirnos la verdad. 

Que la gente se de cuenta por medio tuyo de que no existe razón para   castigar a Jesús sino por el contrario sobran las razones para seguirlo,  inténtalo, comparte la Palabra con otros ¡No te avergüences del evangelio!