[Serie Máximo Gozo] Libre de la OscuridadMuestra

Tres principios para disfrutar comunión con Dios 

Como seres humanos, todos deseamos relaciones profundas y significativas. Pero, también entendemos que una cosa es disfrutar de la compañía de alguien y que otra cosa es tener una relación cercana con esa persona. Desafortunadamente, es raro y difícil tener la bendición y la alegría de experimentar el segundo tipo de relación, una profunda y significativa. En la Biblia, este segundo tipo de relación (la profunda) se traduce como "comunión", del griego koinonia.

En el plan devocional anterior de esta serie, observamos la intención y la idea general del apóstol Juan al escribir su primera epístola (carta) a la iglesia. Vimos que la palabra comunión se repite cuatro veces en el primer capítulo. Esta repetición debería darnos algún tipo de pista sobre su intención. Juan lo escribió para que podamos experimentar gozo abundante al entrar en la profunda e íntima comunión que él y los otros apóstoles tuvieron con Jesús.

A lo largo de la carta, Juan estableció la diferencia entre relación y comunión. El apóstol ve el pecado consciente en la vida de un creyente como una enorme barrera para tener comunión íntima con Dios. Nuestro pecado actual, en nuestra condición en la tierra, no amenaza nuestra posición ante Dios en el cielo (nuestra relación eterna), pero ciertamente es una amenaza para nuestra comunión con Dios en la tierra.

La vida eterna se recibe como un regalo gratuito cuando creemos en el evangelio de Jesús. Este regalo gratuito nos permite entrar en relación con Dios. La comunión y la armonía se basan en hacer la voluntad del Padre, obedecer sus deseos y permanecer en Él. Si nuestro deseo no es solo conformarnos con una relación con nuestro Padre Celestial, sino uno de comunión con Él, entonces hay tres principios que Juan quiere enseñarnos: los principios de vivir correctamente, amar correctamente y aprender correctamente. Cada principio trata con una barrera potencial para una comunión cercana con Dios:

1. Vivir correctamente – trata nuestro problema potencial con el pecado (1:5–2:2).

2.     Amar correctamente – trata nuestro problema potencial con nuestros hermanos y hermanas cristianos (2:3–11).

3. Aprender correctamente – se ocupa de nuestro problema potencial con los enemigos del cristianismo (2:12–28).

En este plan devocional, cubriremos la primera barrera que se interpone en el camino de nuestra comunión con Dios: el pecado. Expondremos el error inicial (la respuesta incorrecta) y la corrección (la respuesta correcta) que nos lleva a la verdad. La premisa es: “Dios es luz; en Él no hay ninguna oscuridad” (v. 5). La verdad nos hará libres y también nos permitirá vivir correctamente. Para experimentar gozo al máximo.