Él es mi escudo. No seré conmovidoMuestra

Estate quieto. Alguien está por vos.

Que maravillosa palabra! Es Dios mismo acercándose para que no quede ninguna duda. Él está a cargo, puedo confiar.

Pensaba en esto de estar quieto. Podría mal interpretarse, sobre todo en este momento en que todos buscan la comodidad, lo placentero, lo fácil, ¿no?  

Encontré este pasaje para ayudarnos a tomar la perspectiva correcta.  

“Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, tus consuelos deleitan mi alma.”

Salmos‬ 94:19‬ LBLA‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

El centro sigue siendo Él. Tranquilo, yo soy Dios. Quiere decir, “ven a buscar paz y guía en mí”, no quiere decir, “abrete una cervecita y pon el partido, relájate, yo me ocupo”.

Dios es el centro, la fuente, el foco de atención. Es por eso que el resto de las cosas pierden importancia, y es ahí cuando Él puede actuar, porque mi esperanza está en lo que Él es y no en lo que puedo hacer. Mis ojos se enfocaron en alguien más grande, me distraje mirándolo y ahora estoy expectante de lo que va a hacer. Es cierto, las cosas todavía no se solucionaron, pero puedo decirle a mi alma, quieta, mira quien está a cargo. ¿Puede algo oponerse a Él?

¿Habrá algo para poner en perspectiva hoy en nuestra vida? No me refiero a algo general, sino a algo de hoy mismo.  

Dios se asoma desde su trono. Te mira y entonces dice: Tranquilo, también soy Dios de esto. Seré glorificado y tú edificado.