[Serie Nuestra historia–Un repaso bíblico para católicos] Los Evangelios y el nacimiento de la iglesiaMuestra
Mateo, el Evangelio del reino de Dios
Muchas veces, pasamos por diferentes circunstancias de la vida que nos parecen aleatorias y sin sentido. Nos encontramos trabajando, estudiando, viviendo o conociendo a alguien que jamás hubiésemos pensado ni imaginado que formaría parte de nuestras vidas. Algo así le sucedió a un hombre que no era de los más amados en la sociedad del primer siglo.
Su nombre era Mateo, publicano, recaudador de impuestos para el Imperio romano que ocupaba territorio israelí. Era repudiado y objeto de desprecio general. Los publicanos eran considerados traidores del pueblo porque no solo recaudaban dinero del pueblo judío, sino que además, eran conocidos por cobrar de más y por quedarse con una parte de la recaudación para sí mismos.
Su oficio le enseñó a llevar registros de todo lo que pasaba por sus manos, con un ojo atento al detalle. Cuando Jesús pasó por su lado, vio que estaba recaudando impuestos para Roma, pero esto no le impidió que lo llamara a que le siguiera. Una simple palabra, «sígueme» cambió el destino de Mateo y al mismo tiempo, el de todos nosotros.
Porque la historia de Mateo, forma parte de nuestra historia, gracias a su obediencia en respuesta al llamado de Jesús, hoy podemos gozar de la lectura del relato del Evangelio del reino. Mateo nos cuenta la llegada del rey, del Mesías tan esperado.
Fue testigo en primera persona de la vida y obra de Cristo sobre la tierra, y escribe principalmente a los judíos, haciendo notable cómo Jesús aplicó la ley de Moisés. Lo hizo dándole un sentido aun más elevado, mirando no solo a los hechos, sino también a la intención y a la motivación de nuestros actos; Dios mira el corazón.
Mateo coloca el relato del sermón del monte (o de la montaña) al comienzo del ministerio de Jesús en Galilea (capítulos 5, 6, y 7). No es casualidad que Jesús haya escogido una montaña para darnos una revelación tan importante. La montaña nos invita a que elevemos la mirada, a que cambiemos nuestra perspectiva de la vida. Es desde lo alto, desde la perspectiva de la mirada del reino de Dios, que podemos entender nuestro destino sobre la tierra.
Dichosos, felices, llenos de bendición, pueden considerarse aquellos que reconocen con humildad, que necesitan a Dios, los que tienen hambre y sed de justicia, quienes se consideran pobres de espíritu. El primer paso hacia la dicha, a sentirnos completos y bendecidos es reconocer cuánto necesitamos a Dios, es reconocer nuestro «hambre espiritual». Maravillosas son las palabras de nuestro amado Jesús, considérense felices, porque recibirán eso que están buscando.
¿Estás pasando por un momento difícil, de pruebas y dificultades? Jesús nos presenta una perspectiva diferente frente al dolor. La paradoja que nos presenta Jesús es la dicha en el sufrimiento. No porque a Jesús le agrade vernos sufrir, sino porque sabe que el dolor es parte de la condición humana.
¿Cómo podemos ver o enfrentar el dolor y el sufrimiento con otros ojos? Gracias a su promesa. Jesús nos dice que sea lo que fuere que estemos necesitando en medio de las dificultades, él nos dará lo que estamos necesitando. Considérate dichoso porque serás consolado. Los brazos de amor de nuestro Padre celestial nos envuelven, y sobre la tierra, podemos ya gozar la dicha de experimentar el reino de Dios dentro de nuestros corazones.
Escrituras
Acerca de este Plan
En la Biblia hay muchas historias, la historia de Dios, de la humanidad, de todo y de todos. Es nuestra historia. Si tienes curiosidad por descubrir los Evangelios y el nacimiento de la iglesia, te invitamos a que nos acompañes en este repaso bíblico para católicos que desean familiarizarse con la composición general de la Biblia y el enfoque católico de la misma.
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Nos gustaría agradecer a la American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.americanbible.org/