La Fuerza del LiderazgoMuestra

Día 2: La importancia de soñar.

En la vida hay tres grupos de personas: los pasivos, los realizadores y los soñadores. Los soñadores son personas que tienen las mismas características que los realizadores, ser activos buscando alcanzar una meta, solo que a diferencia de los realizadores, los soñadores no tienen límite. Siempre van más allá, no los detienen las dificultades, siempre anhelan más.

Los primeros cristianos fueron soñadores, ellos soñaron con un mundo completamente transformado. Cuando una congregación nace, la llegada de los primeros convertidos es toda una alegría, pero si no se organiza, pronto la alegría se tornará en desilusión. 

Necesitamos tener una visión, un sueño. De lo contrario, la situación puede asemejarse a la de un barco bien abastecido y con tripulación suficiente para zarpar, pero sin un destino, sin un puerto de llegada. Una persona sin un sueño, no llegará a ninguna parte. 

Dios quiere restaurar su capacidad de soñar porque Él soñó con usted. Su vida no es una casualidad. Cuando no hay un sueño, la vida es vana. La gente vive por vivir. Esto es aplicable tanto al rico como al pobre, al que tiene y al que no tiene, sin un sueño desperdicia su tesoro más valioso: la vida. 

Las personas buscan desafíos importantes, trascendentes, donde valga la pena el esfuerzo. Todos somos movidos por un sueño, y esto atrae la entrega absoluta al compromiso de las personas.