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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="chapter ch9" data-usfm="DAN.9.1+DAN.9.2+DAN.9.3+DAN.9.4+DAN.9.5+DAN.9.6+DAN.9.7+DAN.9.8+DAN.9.9+DAN.9.10+DAN.9.11+DAN.9.12+DAN.9.13+DAN.9.14+DAN.9.15+DAN.9.16+DAN.9.17+DAN.9.18+DAN.9.19">
 <div class="p">1En el a&#241;o primero de Dar&#237;o hijo de Asuero, de la naci&#243;n de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, 2en el a&#241;o primero de su reinado, yo Daniel mir&#233; atentamente en los libros el n&#250;mero de los a&#241;os de que habl&#243; Jehov&#225; al profeta Jerem&#237;as, que hab&#237;an de cumplirse las desolaciones de Jerusal&#233;n en setenta a&#241;os.#Jer. 25.11; 29.10.</div><div class="p"> 3Y volv&#237; mi rostro a Dios el Se&#241;or, busc&#225;ndole en oraci&#243;n y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. 4Y or&#233; a Jehov&#225; mi Dios e hice confesi&#243;n diciendo: Ahora, Se&#241;or, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; 5hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho imp&#237;amente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. 6No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros pr&#237;ncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. 7Tuya es, Se&#241;or, la justicia, y nuestra la confusi&#243;n de rostro, como en el d&#237;a de hoy lleva todo hombre de Jud&#225;, los moradores de Jerusal&#233;n, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebeli&#243;n con que se rebelaron contra ti. 8Oh Jehov&#225;, nuestra es la confusi&#243;n de rostro, de nuestros reyes, de nuestros pr&#237;ncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. 9De Jehov&#225; nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra &#233;l nos hemos rebelado, 10y no obedecimos a la voz de Jehov&#225; nuestro Dios, para andar en sus leyes que &#233;l puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. 11Todo Israel traspas&#243; tu ley apart&#225;ndose para no obedecer tu voz; por lo cual ha ca&#237;do sobre nosotros la maldici&#243;n y el juramento que est&#225; escrito en la ley de Mois&#233;s, siervo de Dios; porque contra &#233;l pecamos. 12Y &#233;l ha cumplido la palabra que habl&#243; contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusal&#233;n. 13Conforme est&#225; escrito en la ley de Mois&#233;s, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehov&#225; nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. 14Por tanto, Jehov&#225; vel&#243; sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehov&#225; nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz. 15Ahora pues, Se&#241;or Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho imp&#237;amente. 16Oh Se&#241;or, conforme a todos tus actos de justicia, ap&#225;rtese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusal&#233;n, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusal&#233;n y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro. 17Ahora pues, Dios nuestro, oye la oraci&#243;n de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Se&#241;or. 18Inclina, oh Dios m&#237;o, tu o&#237;do, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. 19Oye, Se&#241;or; oh Se&#241;or, perdona; presta o&#237;do, Se&#241;or, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios m&#237;o; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.</div>
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