Pasado, pisado, borradoMuestra

Dentro del dolor y la decepción, en ocasiones podemos llegar a poner ahí nuestro valor. Pero nunca estamos demasiado rotos para ser restaurados por Dios. No hay nada de tu pasado o presente que te pueda separar del amor de Dios y, mientras le des la oportunidad, Él quiere entrar y transformar todo lo roto que estorba. 

En Jeremías 18:3-6 me encanta que habla de nosotros como el barro y, de Dios, como el alfarero capaz de hacer todo nuevo. En el verso 4 dice, “y la vasija de barro que él hacía se deshizo en su mano, así que él volvió a hacer otra vasija, tal y como él quería hacerla” (RVC). Tenemos un Dios de nuevas oportunidades. Que solo pide que tengamos la disposición de ser moldeados  por Él.

Como humanos, cargamos con el dolor y la decepción que se han ido acumulando con los años, pero debemos entender que eso no tiene que durar para siempre. Espero que logres entender que puedes caminar en la seguridad que es Dios Quien sigue obrando y sanando mientras tú se lo permitas.

En ocasiones, me he llegado a sentir demasiado imperfecta para la gracia de Dios. He sentido ese peso del pasado acosándome y sofocándome. He llegado a ver todas esas grietas dentro de mí que me impiden sentirme completa, pero han sido el amor y la misericordia de Dios los que me recuerdan una y otra vez que Él sigue siendo fiel.

Hace un tiempo, mientras estaba en la alabanza en la iglesia, cantaron una canción que seguro ya has escuchado. En una parte de la canción dice: “En ti confiaré, tu promesa sigue en pie, eres fiel, confiado andaré, en tus manos estaré, siempre has sido fiel”. Mientras repetía esta canción, absorbiendo y creyendo cada palabra, recordé la historia de Abraham. 

Dios le hizo una promesa a Abraham, que iba a tomar tiempo que se cumpliera en su totalidad, y, en ocasiones, Abraham en su incredulidad y desobediencia tomó decisiones para intentar  acelerar el proceso, porque como ser humano, su fe fallaba. Vemos que aunque hubo consecuencias a sus decisiones, y años de silencio de parte de Dios, las promesas continuaban. Dios se mantuvo fiel en las buenas y en las malas.

Su palabra era, es y será verdadera para siempre. Dios no miente, no traiciona, no hay maldad alguna en Él. Su amor es profundo y verdadero. Es importante leer la palabra y pasar tiempo en oración, porque logramos conocer más de la esencia de Dios. Mientras más conocemos Su carácter, más fácil se nos hace confiar porque sabemos en Quién estamos confiando y sabemos que nunca nos desamparará.