Aferrándote a la fuerza de DiosMuestra
PASO 1: Admita su necesidad
Probablemente conozca a alguien que hace todo por sí mismo, sin ayuda. ¿Podría usted ser esa persona? Aún recuerdo cuando mi hijo mayor, Harrison, era un niño pequeño. Una vez le dije: “Hijo, saca la basura”. Yo sabía que ambos recipientes estaban completamente llenos y que eran demasiado pesados; y sabía que él no tenía la capacidad o la fuerza para sacarlos. Aún así, él dijo: “Está bien”. Salió y comenzó a tirar de ellos; tiraba y tiraba y no lograba moverlos, así que le dije: “Déjame ayudarte, hijo”. Nunca lo olvidaré. Él contestó: “¡No! Yo lo hago”.
Él era tan solo un niño pequeño, pero ya no estaba dispuesto a admitir su necesidad. No podía hacerlo, sin embargo, él tiró y tiró y tiró. Estuvimos allí aproximadamente 30 segundos. Finalmente le dije: “Déjame ayudarte, hijo”. Agarré la otra manija y, básicamente, saqué el recipiente de basura mientras él quedó colgando. Realmente no me estaba ayudando o moviendo algo, pero se desplazaba bajo mi dirección. Él requirió de mi fuerza para poder realizar el trabajo.
Muchas veces Dios se acerca para ayudarnos, pero en nuestro orgullo tratamos de hacer todo nosotros mismos. Dios nos instruye y nos guía a hacer cosas sabiendo que nunca podremos lograrlas sin confiar en su fuerza. Sin embargo, terminamos tratando de hacerlo solo con la carne y apoyándonos en nuestro propio entendimiento en lugar de confiar en Él.
En el capítulo 12 de 2a Corintios, Pablo escribe acerca de cómo oró para ser librado de un mensajero de Satanás. La palabra mensajero se traduce ángel en todo el Nuevo Testamento. Había un ángel, un ángel caído, un espíritu demoníaco si le parece mejor, enviado por Satanás para hostigar a Pablo. Él oró por la liberación y el Señor le respondió.
En 2a Corintios 12:9–10 leemos: Y me ha dicho: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Pablo fue más allá de admitir su necesidad de la fortaleza de Dios. Llegó al punto de decir que se gozaría de sus debilidades. Esa palabra significa literalmente la incapacidad para producir resultados. Era como si Pablo estuviera diciendo: “Voy a ir tan lejos como para jactarme del hecho de que no puedo hacerlo, de que el problema es demasiado grande para mí. Es demasiado alto. Es demasiado ancho. Es demasiado complejo. Voy a hacer alarde de que no puedo, porque cuando no puedo, Él puede. Su fortaleza viene con plena potencia en mi debilidad”.
Para algunas personas, dar este primer paso es muy difícil. Tener que admitir: “Dios, no puedo hacer esto, pero confío en que Tú sí”. Aún así, esto no significa que no haga nada. Muy rara vez la fe es inactiva; lo que nos lleva al siguiente paso.
Tome fuerzas
Identifique una meta o sueño en su vida que no haya podido lograr. Está bien soñar en grande. Después entrégueselo a Dios. Admita que nunca podrá alcanzarlo por cuenta propia y pídale a Dios que lo fortalezca para hacerlo posible. Suelte su “control” sobre ese deseo y tenga fe en que ahora está en las manos de Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
Independientemente del tipo de fuerza que necesite, ya sea física, emocional, mental o espiritual, la fuerza de Dios está disponible para ayudarle. Aprenda a experimentar más de Su poder en su vida diaria. Por medio de este Plan de lectura bíblica, Bayless le guiará a través de cuatro pasos que son cruciales para entender la fortaleza de Dios y cómo superar su debilidad con Dios a su lado.
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Nos gustaría agradecer a Answers with Bayless Conley por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://baylessconley.tv/